El científico italiano Marco Casula debía regresar de su misión en el Ártico en marzo pero no fue posible por las restricciones impuestas en medio mundo por el coronavirus. Vive este bloqueo con calma pero avisa de que la inversión en ciencia será fundamental para evitar nuevas pandemias.
«Una mayor investigación nos permitiría jugar con ventaja», augura en una entrevista por videconferencia con Efe desde su refugio.

Casula (Padua, 1991) toma pruebas en el archipiélago noruego Svalbard para el Consejo Nacional para las Investigaciones, la mayor institución pública científica italiana, y reside en la base de Ny-Alesnd, donde se cobijan otros 30 científicos de todo el mundo.
El primer día del año se despidió de sus padres en el aeropuerto de Venecia con un «hasta pronto», pues sus experimentos debían durar tres meses; sin embargo, el viaje de regreso ha quedado pospuesto sin fecha a causa del coronavirus que azota a Italia y a toda Europa.
«Mi regreso dependerá de cómo evolucione la pandemia no solo en Italia sino también en Europa (…) Pero lo estoy viviendo con mucha tranquilidad y serenidad, no me pesa, estoy donde quiero estar», explica.
El investigador está informado de la situación en su país, como muchos otros bloqueado por la pandemia, y sus padres le relatan que sus ciudades, siempre abarrotadas de turistas por estas fechas, son como lienzos de Giorgio De Chirico: «Con sus plazas vacías», apunta.
Es consciente de la gravedad del asunto pero cree también que la crisis puede servir de oportunidad: «Esta es una lección que Italia y todos deben aprender. La investigación no es solo cultura, sino también vida», defiende.
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