En sólo tres años Apple ha distribuido 15 millones de aplicaciones (“apps”) a través de su tienda en línea.
De los programas pagos, la compañía se queda con una buena tajada, con lo que esto se ha vuelto algo así como la gallina de los huevos de oro para la compañía dirigida por Steve Jobs.
Y aunque Apple no inventó la idea de las aplicaciones para teléfonos inteligentes, su sistema ha definido de algún modo lo que los usuarios esperan del mercado. El Android Market, de Google, superó las 3 mil millones de descargas en mayo.
LA AMENAZA DE LA WEB
Pero tras un período de rápido crecimiento, las aplicaciones que se instalan en teléfonos inteligentes empiezan a tener que dar batalla para sobrevivir.
La amenaza proviene de las aplicaciones en la web (“web apps”): programas que se ejecutan dentro del navegador web de los teléfonos inteligentes (y tabletas), en vez de descargarse e instalarse sobre el sistema operativo del dispositivo.
Mubaloo, una de las principales empresas del Reino Unido dedicadas al desarrollo de programas para dispositivos móviles, estima que en los últimos meses se han duplicado los pedidos de clientes para que produzca web apps; eso es suficiente para que este tipo de programas se vuelvan el tercer jugador principal en el mercado del desarrollo de aplicaciones móviles.
“Probablemente estamos haciendo la misma cantidad de web apps que aplicaciones de iPhone y Android en este momento”, dijo el fundador de la compañía, Mark Mason.
¿POR QUÉ SON MEJORES?
La razón es simple: desarrollar web apps evita varios dolores de cabeza.
Primero, como en la web de escritorio, se puede hacer que una buena aplicación que corre en el navegador se adapte a una variedad de dispositivos, en vez de obligar al programador a crear diferentes productos para cada plataforma (sea iPhone o Android, teléfono inteligente o tableta).
Segundo, al evitar pasar por las tiendas en línea de los distribuidores, los clientes de Mason pueden tener exactamente lo que quieren y decidir cuándo ofrecerlo al público.
Y si necesitan hacer algún cambio una vez que la App ha sido lanzada, lo pueden hacer instantáneamente (el software “vive” en servidores de la compañía, no en los dispositivos de los usuarios), en vez de esperar varios días a que la nueva versión sea aprobada, por ejemplo, por Apple.
EL DINERO
De cada app que se vende en la tienda de Apple, un 30% de lo que paga el usuario le queda a la compañía de Jobs. Android retiene la misma tajada, pero la distribuye entre entidades que procesan el pago y las compañías telefónicas.
Microsoft y Blackberry también se quedan con una parte del dinero de las apps que se venden en sus tiendas.
Las web apps permiten saltar al intermediario.
LA GOTA QUE COLMÓ EL VASO
Si eso no fuera suficiente incentivo, en febrero de este año Apple anunció que cobraría también un 30% de comisión por las suscripciones pagadas dentro de las apps (como las de periódicos, por ejemplo).
Esa pudo haber sido la gota que colmó el vaso para las publicaciones que esperaban remontar sus finanzas a través de estrategias de ventas en línea.
El primer gran jugador que decidió apostar por una web app para sus suscripciones móviles fue el clic diario británico Financial Times (FT). Desde junio, cuando la lanzó al mercado, ha atraído a 200. mil usuarios.
Los responsables del FT han dicho que cualquier desarrollo futuro de aplicaciones se concentrará en este modelo, más que en las apps tradicionales.
LIMITACIONES
De todos modos, todavía existen algunas limitaciones. Por ahora, al menos, las web apps tienen menos acceso a las funciones propias de los dispositivos que sí tienen las aplicaciones convencionales, como acelerómetros, brújulas o cámaras.
“Especialmente en dispositivos que corren iOS”, explica Pinches, “hay limitaciones respecto a cuánta información se puede almacenar en una app; está restringido a 50MB, y uno debe solicitar espacio al usuario en forma explícita”.
“Esto quiere decir que debemos ser inteligentes a la hora de decidir qué almacenar, pero este tipo de restricciones pueden ser algo bueno para los programadores, porque obliga a ser disciplinado y a diseñar bien”.
Más allá de la tecnología, el obstáculo más inmediato para las web apps es el de la visibilidad.
Todos los teléfonos inteligentes que son líderes del mercado traen incorporada una tienda para descargar apps, a la que los usuarios pueden acceder de forma sencilla e inmediata; pero para encontrar una web app deben visitar explícitamente un sitio web.
El nacimiento de tiendas alternativas permite a los programadores y empresas hacer visibles -y hallables- sus web apps, pero aún queda mucho por recorrer.