Marisol Meza Franco pasa periodos de hasta tres meses sin ver a su familia, sólo lo hace después de realizarse una prueba de laboratorio para Covid-19 y así evitar contagiarlos. Este miércoles, ella se convirtió en la primera guanajuatense en recibir la vacuna contra el virus del SARS-CoV-2.
“Tengo un poquito de miedo… pero esto es para mejor”, dice nerviosa la enfermera de 33 años y que durante tres años y medio ha brindado sus servicios en el Hospital General de León. Marisol relata lo complicado que ha sido para ella tener que acompañar en sus últimas horas a los pacientes que mueren a causa del nuevo coronavirus.
“Muchas muertes, a mí me ha costado mucho ver tanta gente morir y aún así la gente no se ha cuidado (…) yo no veo a mi familia, estoy sola, estoy aislada. Creo que es justo que todos se cuiden porque nosotros los estamos cuidado y estamos en riesgo”, relata la enfermera que está en la primera línea de atención de pacientes enfermos por Covid-19.
El llamado de Marisol es claro, apela a la empatía. “No hay que bajar la guardia”, reclama.
“Que se queden en casa y cuando les toque (la vacuna) que se vacunen, es muy importante. Nosotros los estamos cuidado pero que también nos cuiden a nosotros (…) es muy pesado, es muy duro. Psicológicamente es muy duro para todos los que estamos al frente”, pide la enfermera.
Junto a Marisol están Carlos Navarro Ponce, Rafael Canales González, Jony Jesús Guerrero Escobar y Ericka Yolanda Pérez Montes, todos enfermeros y que recibirán las cuatro dosis restantes que hay en el primer frasco abierto en Guanajuato de la vacuna contra el virus.