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Porn star y parlamentaria Cicciolina en el sexo y la política

La actriz explica por qué la gente quiere ver sus senos y por qué es una política seria

Desde que Silvio Berlusconi es primer ministro de Italia, de alguna manera el sexo figura de vez en cuando. Sin embargo, hace varios años, el Parlamento italiano era súper hot, gracias a la estrella porno Cicciolina. “Berlusconi y yo fuimos de vacaciones juntos”, asegura Cicciolina a Publi­metro. “Todos asumen que hicimos el amor, pero aseguro que no lo hicimos”.

Varios años antes, Berluscioni, a la sazón un mi-llonario empresario, entró en la política, como lo hizo la actriz de origen húngaro. Cicciolina fue electa por el Partido Radical luego de una campaña contra la OTAN y la energía nuclear, mientras desnudaba sus pechos. “Ten­go hermosos senos, entonces ¿por qué no mostrarlos?”, dice.

Todavia, Cicciolina qui­ere ser vista como una política seria. Desde que perdió su escaño en 1991, ella ha lanzado un nuevo partido –el Partido del Amor–, ha reali-zado campañas contra el smog y competido por un puesto en el Parlamento húngaro y por la alcaldía de Milán. Incluso ofreció tener sexo con Osama bin Laden y Saddam Hussein para calmar su agresividad.
Pero ser tomada fácilmente no ha sido fácil. “No soy la mejor política, pero tampoco soy la peor”, se defiende. “Los otros parlamentarios me respetan, pero algunos me invitarían unos tragos y una cena y pensarían que pueden tener sexo conmigo. Yo digo: ‘soy una chica seria’. Mi madre también pensaba que tenía sexo con todos los políticos. Y mucha gente asume que hago el amor en la mañana, al mediodía y en la noche. Pero la verdad es que lo hago menos que una mujer que no es estrella del porno”.

Mientras tanto, la repu-tación “sexy” de los politicos italianos sigue. La Ministra para la Igualdad de Oportunidades, Mara Carfagna ,es una antigua modelo de topless. Y a principios de año, Berlusconi nominó a tres jóvenes mujeres –incluyendo una ex Miss Italia y una antigua teibolera– para pues­tos en las elecciones regio­nales “Pero eso no sólo pasa acá”, destaca Cicciolina. “Sólo basta mirar a Sarkozy y Clinton”.

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