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Suiza, un país neutral pero armado hasta los dientes

Todos los varones de entre 20 y 40 años en Suiza pertenecen al ejército, realizan prácticas anuales y guardan sus armas y uniformes en sus hogares para estar listos ante cualquier eventualidad que pudiera poner en riesgo al país.

Si fuera necesario defender la neutralidad de la nación, Suiza puede alistar en menos de 48 horas a un ejército potencial de más de medio millón de soldados y movilizarlo a las fronteras.

Esto se debe a que todos los hombres de nacionalidad suiza entre los 18 y los 34 años están obligados por ley a cumplir servicio militar. Además de que más de mil mujeres, por su voluntad, también forman parte del sistema militar.

En 2012, unos 15 mil hombres optaron por el servicio civil, en lugar de realizar el servicio militar, contribuyendo a proyectos de carácter principalmente humanitario.

El entrenamiento militar comprende un curso básico de siete semanas (que debe ser realizado antes de los 25 años de edad), seguido de cursos de actualización de 19 días que realizan como “reservas” cada año hasta los 30 años (en algunos casos, hasta los 38 o 40 años).

Los oficiales y otros altos rangos entrenan durante un periodo más prolongado, por lo que en términos reales los suizos pasan de 15 a 20 años de sus vidas enrolados en la milicia.

Es por ello que los hombres pertenecen al ejército hasta bien entrada la madurez y es por ello que Suiza cuenta, sin que sea evidente, con uno de los ejércitos más poderosos y bien organizados del mundo.

Todas esas tropas van a sus ocupaciones cotidianas como banqueros, agricultores, ingenieros, médicos, mientras que en un armario extremadamente asegurado guardan el uniforme, un fusil de asalto y en algunos casos, sus correspondientes municiones.

Los lugares de trabajo por ley están obligados a permitir la ausencia de sus trabajadores 20 días al año para que vayan a practicar sus operaciones militares, porque todos los varones suizos que hicieron el servicio militar, salvo contadas excepciones, son considerados reserva del ejército.

En estos días, que no se cuentan como vacaciones, los suizos toman su entrenamiento muy en serio, además de que para muchos de ellos es una reunión anual asegurada con “los amigos” y un buen pretexto para dejar las ocupaciones familiares con una causa más que justificada.

En lo que se refiere a las armas, nadie en Suiza sabe a ciencia cierta cuántas armas se guardan en las casas de los habitantes del país: no existe ningún registro nacional.

De acuerdo con estadísticas del Ejército suizo, el número aproximado de armas podría ascender a 2.3 millones, una cifra que para un país con ocho millones de habitantes es más que significativa, incluso si no se toman en cuenta las armas de otro tipo.

Sin embargo, los suizos tienen un concepto muy propio sobre el objetivo del derecho a guardar armas en casa: la seguridad nacional, lo cual difiere considerablemente de la visión de otros países.

Es por ello que un fusil de asalto en casa es para un suizo parte del sistema colectivo de la seguridad del país.

A pesar de que es inusual que las armas del ejército sean usadas para tiroteos en las calles, asaltos a bancos o asesinatos, el índice de suicidios es muy alto (alrededor de mil 300 el año pasado), aunque es difícil comprobar si se han cometido con las armas del ejército.

Ante esa situación han surgido debates sobre la posibilidad de que los suizos guarden sus armas en arsenales y no en sus hogares. Pero en un referendo nacional, los ciudadanos se opusieron a ello.

Una mayoría de suizos defienden que en caso de una guerra, los arsenales de armas son los primeros blancos que son atacados. En cambio es difícil que los agresores ataquen casa por casa de las ciudades helvéticas para desarmarlas.

Además de los Alpes cuentan con cientos de refugios “invisibles” y fuertes de artillería, hospitales completos, comida y munición para todo el ejército y para varios años.

Se puede cruzar de Austria a Italia virtualmente sin ver la luz del sol, gracias a su sistema de túneles, y los campos tienen unos cubos de hormigón que son en realidad barreras anti-tanques.

Igualmente, si hubiera una nueva guerra mundial, en un buen número de casas, excepto las de moderna construcción, hay una red de refugios atómicos con puertas de hormigón armado de 30 o 40 centímetros de espesor, por lo que una buena parte de los suizos sobrevivirían un ataque nuclear.

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