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Las 10 más grandes mentiras de la historia

Hemos crecido creyendo lo que dicen los libros de texto, pero algunos de esos datos son erróneos.

Checa esta lista y olvídate de lo que siempre has creído.

1.- Los ciempiés no tienen 100 patas


Hasta el momento no ha sido encontrado un ejemplar que tenga el número exacto de patas. De hecho, la cantidad varía entre 15 y 191 pares.

2.- No hay tres estados de la materia

Todos aprendimos en la escuela que son tres los estados de la materia, sólido, líquido y gaseoso, aunque esta teoría fue desechada por científicos que descubrieron un cuarto: el plasma.

3. Amadeus Mozart

Mozart no se llamaba Amadeus. Su verdadero nombre era Joannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart. El cambio de nombre se debe a un príncipe prusiano que quedó impresionado por la música del compositor y lo rebautizó como Wolfgang Gottlieb (vocablo alemán que signiïca “amado por Dios”). A Mozart le pareció una cursilería, y se burlaba de la anécdota en cartas escritas a sus amigos: “Ahora tendréis que llamarme Wolfgang Amadeus”, traducción latina de la palabra germana.



4. Marte no es rojo

Aún se desconoce el color exacto del planeta. Lo que sí se sabe es que su aspecto rojizo al verlo por el telescopio se debe a la acumulación de polvo en la atmósfera.



5. Graham Bell no inventó el teléfono

En realidad el italiano Antonio Meucci inventó el teléfono en 1849 y en 1855 instaló un dispositivo de telecomunicaciones entre el sótano y el cuarto de su casa de Nueva York. En 1871 presentó una solicitud de patente, pero la perdió al no poder pagarla. Finalmente, Bell perfeccionó el invento y lo patentó.

6. La champaña no es francesa

Es alemana. Aunque se atribuye su invención al monje francés Dom Perignon, lo cierto es que un siglo antes los burgundios, un pueblo germano, ya conocían esta bebida.  Fueron ellos quienes la llevaron a Francia.

7. Nuestro cerebro es de menos tamaño que el de una hormiga

Si medimos el tamaño del cerebro en relación a nuestros respectivos tamaños, el del ser humano resulta menor que el de este insecto. Su cerebro sólo pesa 0.3 mg, pero representa casi 6% de su peso total, mientras que el humano, aunque ronda los dos kilos, equivale a 2% del total.




8.- El Everest no es la montaña más alta del mundo


La mítica cima tibetana mide 8,848 metros. Poco, si lo comparamos con el Mauna Kea, un volcán hawaiano que emerge en medio del Pacífico. Sobre el nivel del mar sobresalen 4,205 m, pero la mayor parte de su estructura (6,000 m) se oculta bajo el agua. Por eso, su altura total medida desde su base submarina es de 10,205 m.



9.- En el vudú no se usan muñecos con alfileres


Esa práctica pertenece a la brujería europea. En la antigua Grecia, los magos utilizaban unos amuletos con forma humana llamados kolossoi. La costumbre de clavar en ellos alfileres para maldecir a sus víctimas la comenzaron las brujas medievales, si hacemos caso a lo narrado por el rey Jaime I de Inglaterra en su obra Demonología (1603).



10.- Los toros no se excitan al ver el color rojo


De hecho, ni siquiera pueden distinguirlo, ya que estos animales son daltónicos y sólo son capaces de diferenciar el blanco, el negro y algunos tonos de gris. Por eso, daría igual de qué color fuera el capote del matador, porque lo que realmente enfurece al animal son los movimientos que el torero realiza con dicha capa.

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