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Obama, el presidente ‘más viajero’ de EU

El periódico The New York Times realiza un reportaje sobre las visitas de estado que ha realizado el presidente estadounidense durante su mandato

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Resulta que viajar por el mundo en el Air Force One puede hacer maravillas por tu lista de deseos turísticos.

El presidente Barack Obama ha pasado la mayor parte de su tiempo de viajes en los últimos ocho años en misiones oficiales: incontables eventos de recaudación de fondos, visitas estatales a capitales extranjeras, mítines motivacionales con tropas estadounidenses, anuncios políticos e interminables reuniones cumbre en salones de hoteles en todo el mundo.

Pero quizá más que cualquiera de sus predecesores, Obama también ha aprovechado la oportunidad para convertirse en el máximo turista, apartando tiempo metódicamente para maravillarse con las vistas más espectaculares del mundo, al parecer absorbiendo cada experiencia. (¿Quiere pruebas? Vea el episodio de Running Wild With Bear Grylls en el cual el presidente se une al presentador para comer algo de salmón ya masticado por un oso).

“Es un impulso ‘jeffersoniano’. Es un hombre intelectualmente curioso”, dijo Jon Meacham, historiador presidencial, quien comparó la inclinación por hacer turismo de Obama con los viajes de Thomas Jefferson a través de Francia de 1784 a 1789, aunque eso fue antes de que Jefferson se convirtiera en presidente.

“Está tratando de hacer algo que es increíblemente difícil”, dijo Meacham sobre Obama. “Está tratando de reabastecer su capital intelectual en un puesto que realmente sólo demanda el gasto de ese recurso”.

No todos los presidentes son turistas entusiastas. El presidente George W. Bush era impaciente cuando se trataba de apreciar las vistas. En 2002, Bush pasó sólo 30 minutos en la Gran Muralla China. Le tomó el mismo tiempo visitar los Archivos Nacionales de Canadá, donde miró los retratos de Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt. Un colaborador de la Casa Blanca dijo a un reportero en 2004 que a Bush le gustaba una agenda despejada y apretada.

El presidente Bill Clinton, según todos los relatos, estuvo más dispuesto a incluir escalas turísticas, aún cuando eso significara visitas a altas horas de la noche antes de partir muy temprano en la mañana. En una visita a Madrid, Clinton recorrió el Museo del Prado, el museo de arte nacional de España, a las 11 de la noche.

Los colaboradores de Obama dicen que él ha sido firme en instarlos a programar escalas en lugares que le den la oportunidad de hacer un poco de turismo. En Roma, para conocer al nuevo papa en 2014, Obama también realizó un recorrido guiado privado por el Coliseo. Después de cuatro días de negociaciones de paz en Medio Oriente, en 2013, el presidente fue como turista a Petra en Jordania, visitando las ruinas de 2 mil años de antigüedad talladas en los acantilados de arenisca.

Y, en 2014, al final de un viaje de tres días a Estonia y una reunión cumbre de la OTAN en Gales, Obama se trepó a una caravana para un breve recorrido hasta los monolitos en Stonehenge, donde realizó un paseo recreativo. Declaró al sitio “espectacular” y “un lugar especial” antes de decir a los reporteros: “¡tachado en la lista de deseos!”

Los viajes de Obama, junto con sus frecuentes salidas a jugar golf y visitas de verano a Martha’s Vineyard, han generado algunas críticas, especialmente de parte de republicanos que cuestionan el valor de los viajes y el costo para los contribuyentes.

Judicial Watch, un grupo vigilante conservador, ha usado solicitudes y demandas bajo la Ley de Libertad de Información para tratar de conseguir información sobre el costo de los viajes del presidente. El grupo afirma que los viajes de Obama, oficiales y personales, han costado a los contribuyentes unos 80 millones de dólares.

Por supuesto, el costo exacto de las actividades turísticas del presidente se desconoce porque se mezcla con los esfuerzos generales que requiere proteger para apoyar al líder estadounidense, sin importar en qué parte del mundo esté. La infraestructura de la presidencia moderna siempre acompaña al ocupante de la Oficina Oval, donde se encuentre: en misiones oficiales o de vacaciones.

Los colaboradores del presidente señalan que los presidentes anteriores siempre han viajado con la mismas necesidades de seguridad y administrativas. E insisten en que la mayor parte del turismo personal de Obama sirve también a propósitos diplomáticos importantes. Comer en un local de fideos en Vietnam con Anthony Bourdain para su programa de CNN, dicen, ayudó a transmitir la esperanza del presidente de una relación más profunda entre los pueblos de las dos naciones. Y la cita para cenar de los Obama en un restaurante en Cuba ayudó a cimentar la imagen de un nuevo tipo de relación entre Washington y La Habana, dos viejos adversarios.

“Estos momentos permiten al presidente destacar temas que le importan experimentándolos de primera mano”, dijo Liz Allen, subdirectora de comunicaciones de la Casa Blanca. “Ver un glacial que se derrite en Alaska o recorrer los senderos de nuestros parques nacionales realmente hace comprender el impacto del cambio climático y la importancia de conservar nuestras tierras y aguas”.

“Y cuando viaja al extranjero”, añadió, “apartarse del camino tradicional para visitar un sitio culturalmente emblemático profundiza más los lazos con ese país”.

Uno de los mayores deseos en la lista de turismo de Obama probablemente no será tachado durante el resto de su presidencia: desplazarse por la tundra congelada de la Antártida en una moto para nieve que pudiera llamarse Snow Force One. Destacados colaboradores dicen que ha estado deseando esa visita durante años, pero no hay ningún viaje programado.

Sin embargo, no hay duda de que la presidencia ha dado a Obama acceso extraordinario a personas, lugares y experiencias que la mayoría de los demás no tienen.

“Jefferson tenía este increíble sentido de la curiosidad. Quería ser una especie de banda transportadora de la cultura”, dijo Meacham. “Veía el turismo, sospecho, como lo ve el presidente: un medio para ampliar la abertura de la experiencia y el aprendizaje lo más posible”.

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