Esa historia había nacido y crecido apestada. Un niño recibió un balazo en la cabeza. La memoria de Hendrik Cuacuas, fallecido en una sala de Cinépolis, había sido traída de arriba a abajo por la Procuraduría del DF. Que si le dispararon a un metro de distancia, que si Cinépolis realizó los “protocolos” con un niño sangrando, que si se supo que fue una bala perdida y no “un zape”, que si el perito dijo pura cosa sin comprobar, que si en Iztapalapa así se acostumbra: disparar al aire; que si es normal.
¿De veras tuvo que morir un niño para que la delegación Iztapalapa quede evidenciada por dejar disparar al aire?, ¿hay permisos para que los carnavalistas disparen como se les venga en gana?, ¿quién da esos permisos?, ¿quién está omitiendo la ley?, ¿quiénes son los cómplices de la muerte de este niño?
Ya sabe, somos el país donde ahogamos (le disparamos) al niño y luego tapamos el pozo (prohibimos los tiros al aire). Después de que se supo esta historia, todo mundo volteó a ver qué diablos pasaba con las fiestas de barrio en Iztapalapa. ¡Cómo era posible que en pleno siglo XXI -¡goooei!- sigan echándose tiros! Ayer me enteré que las comparsas y los mayordomos que se dedican a hacer celebraciones en esa delegación del DF firmaron (apenas) un acuerdo (apenas) para rechazar el uso de armas en carnavales y festividades religiosas (apenas). Insisto, después del niño ahogado.
El Barrio de San Pablo fue la sede para esta firma después de la defunción. Aunque le parezca cavernario, apenas este fin de semana la delegación ha dispuesto que queda prohibido echar tiros en la calle. ¡Ah, chinga! ¿y antes tenían permiso?, ¿de dónde salían las armas?, ¿de dónde salían las balas?, ¿quién se las vendió o regaló o qué?, ¿quiénes dan los permisos para portar esas armas?, ¿cuántos muertos han habido por una bala perdida?, ¿acaso esa “costumbre cultural” no es un delito?, ¿las omisiones de la delegación y del GDF no son complicidades?
Ya viene Navidad y sus celebraciones. Ahora quieren ir casa por casa en Iztapalapa para decir: “Alto a los disparos al aire, alguien puede perder la vida”. La campaña la encabezará la delegación y las diputaciones correspondientes, local y federal. Las fiestas de fin de año se ponen buenas. ¿Vendrán más balazos al aire?
Las barbas de Iztapalapa ya fueron cortadas. ¿Sólo ocurren estos “tiros al aire” en esa demarcación?, ¿las otras delegaciones ya pusieron sus barbas a remojar? No me digan que esto no ocurre en otros lares del DF. No les creo.
Y a todo esto, ¿daremos con el responsable de la muerte de Hendrik Cuacuas? ¡Mta!, se me hace que no. Como “la bala”, éste parece un caso perdido.
Trapecista
¿Qué demonios pasa en Michoacán, gobernador Fausto Vallejo? Acaban de asesinar a la ex alcaldesa de Tiquicheo, María Gorrostieta Salazar, por un golpazo en la cabeza, “sé que falleció por traumatismo craneoencefálico, pero no sé qué tipo de objeto ni cómo fue”, dijo el secretario de (des)Gobierno en el Estado, Jesús Reyna.
Cuando estaba en funciones, Gorrostieta, de 36 años de edad, había sobrevivido ¡a dos atentados! De éste no se salvó. ¡¿Qué demonios pasa en Michoacán, gobernador Vallejo?!
Tragafuegos
Querido lector, lectora, ¿qué tal le fue de Buen fin? Espero que no haya gastado lo que no tiene, ¡eh!; ya ve que a los mexicanos bien que se nos da ese perverso hábito. Por la calentura de un Buen fin, luego nos condenamos a un mal año.