Tras declarar culpable a Joaquín El Chapo Guzmán el 12 de febrero en Estados Unidos, hay un producto que se ha posicionado como el más vendido en la ciudad de Culiacán: una figura de resina del capo sinaloense.
Al exterior de la capilla de Malverde se vende de todo: souvenirs, veladoras, amuletos, cadenas, incluso hasta gorras negras que hacen alusión a los grupos delictivos y narcotraficantes del país.
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Aquí se comercializa a discreción, y a un precio que supera los mil 300 pesos la estructura del ex líder del Cártel de Sinaloa.
Según sus vendedores, la estatuilla es elaborada con hueso molido de animales mezclado con resina; porta una camisa rosa, chaleco antibalas con cuatro granadas, gorra y pantalón azul.

La escultura alcanza los 30 centímetros y tiene como característica principal un fusil AK-47 y en la base se lee el hashtag #701.
Éste fue el número que le proporcionó la revista Forbes en 2009, como uno de los hombres más acaudalados del mundo y que sirvió para alimentar los mitos y la narcocultura en el lugar donde miles de fieles le rinden culto al narcotraficante, y que cuando llegue a morir será venerado como un santo más.
Así, cientos de personas peregrinan por el santuario que luce fotos de Malverde en todas su paredes; agradecimientos de familias de todas partes del país plasmados en placas de metal apostadas en paredes, y también a la Virgen de Guadalupe, que se encuentra en una de las esquinas de los altares.
En los alrededores, tanto en mercados como parques, se escuchan los narcorridos, una especie de tributo no solamente a él, sino a todos los capos que le han dado fama a Sinaloa de ser un lugar donde se respira y vive con el narco en todas sus expresiones.
La región forma parte del llamado Triángulo Dorado –Sinaloa, Durango y Chihuahua – que permea esta forma de vida, una que se traduce en olas de violencia que no cesa y que tienen como constante las balaceras por grupos armados montados en unidades con vidrios polarizados.
La ley del más fuerte es la que rige la entidad, y aunque la presencia de elementos de la policía y del Ejército es marcada, no se discute que los narcotraficantes mandan en Culiacán.