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Activista denuncia amenazas, heridos y dos menores migrantes desaparecidos en Suchiate

El despliegue de elementos de la Guardia Nacional fue para frenar el paso de los migrantes, quienes aprovecharon el nivel del Río Suchiate para cruzar

Luis García Villagrán, activista y coordinador general del Centro de Dignificación Humana AC, en Tapachula, denunció que, durante el operativo efectuado este lunes en el río Suchiate, hubo «serias violaciones» a los derechos humanos de los migrantes. Acusó que hay dos infantes desaparecidos.

Además, lamentó que, por su labor no solo de «acuerpar» a la población migrante, sino de documentar este tipo de hechos, recibiera este mismo día mismo amenazas de muerte vía telefónica: «Me dijeron que deje de estar ´chingando´ al Cártel, que me iban a volar la cabeza si sigo metiéndome».

Al respecto, acusó de forma directa al Estado mexicano de este tipo de hostigamiento: «el operativo de las autoridades fue fallido y si hablamos de un Cártel, pues se refieren al del Instituto Nacional de Migración».

Según él, durante la reyerta entre migrantes y agentes estatales y de la Guardia Nacional, hubo lesionados, tanto de agentes de la GN como de centroamericanos, entre ellos mujeres y niños.

García calculó que hubo un grupo como de 800 migrantes que se dirigió hacia la carretera, los cuales fueron «interceptados» por elementos militares (no de la GN), quienes incluso portaban armas largas.

También se registró un enfrentamiento y, por ende, el esparcimiento de las personas, de las cuales una gran cantidad se internó entre los matorrales. Para él, agregó, la autoridad «si mucho» detuvo a cerca de 300 gentes.

De este hecho, aseguró, hay reportes de dos menores de edad desaparecieron: uno de Guatemala, de nombre Edward Steven, y una de Honduras, identificada como Naomi.

Lamentó la «tibia» participación de los observadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) durante estos hechos, «hubo muchos lesionados, y más migrantes, a pesar de la presencia de esa instancia, de prensa internacional y de otras organizaciones supuestamente defensoras de derechos humanos».

Ante las amenazas de muerte que recibió, la desaparición de los menores y las violaciones a los derechos humanos de quienes buscan pasar la franja sur, Luis García amagó con acudir ante las instancias competentes para interponer sus quejas y denuncias.

Cruzan río Suchiate y chocan con GN

Luego de rechazar el ofrecimiento del gobierno federal de ingresar a México de manera segura, ordenada y regulada, unos dos mil migrantes centroamericanos cruzaron el Río Suchiate caminando, pero la mayoría fueron contenidos y otros detenidos por agentes de la GN y del INM.

Hasta las 13:00 horas no había reportes oficiales acerca del número de detenidos y golpeados durante lo sucedido.

En tanto, cientos de indocumentados que lograron ingresar al país, caminaban por la carretera hacia Tapachula, situada a unos 40 kilómetros. Sin embargo, varios que se rezagaron fueron detenidos por la policía.

El intento de ingresar generó gritos y golpes entre los uniformados y los migrantes, entre ellos niños y mujeres.

La policía disparó gases lacrimógenos para tratar de contenerlos, pero varios lograron ingresar a Ciudad Hidalgo, cabecera del municipio de Suchiate.

Los aproximadamente 2 mil indocumentados, que desde las 5 horas estaban en el puente internacional Rodolfo Robles esperando respuesta a una carta dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador, decidieron cruzar el río Suchiate, que divide a México de Guatemala, después de las 10 horas, cuando una funcionaria del gobierno federal les informó que se aceptaba su solicitud de ingreso siempre que fuera de acuerdo con la ley.

Al atravesar el afluente se encontraron con un contingente de agentes de la Guardia Nacional y del INM, a quienes lanzaron piedras e insultos verbales, que no fueron respondidos. «Perros, cerotes», les gritaron.

Lo accidentado del terreno de la ribera del río, debido a la gran cantidad de piedras de diversos tamaños, ocasionó que agentes y migrantes resbalaran y cayeran en ocasiones.

«Déjenos pasar», gritaban los migrantes, algunos con niños en brazos y empujando carreolas. «¡Abajo!, ¡abajo!», ordenaban los policías para que regresaran a la ribera de afluente.

Después de una media hora de caos y gritos, la gran mayoría de centroamericanos regresó al río y los policías se mantuvieron en la parte de arriba vigilando.

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