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Erróneo llamar a chicos mexicanos "Ni-Ni", afirman

En el país existen cerca de 8 millones de Ni-Ni: jóvenes que ni estudian ni trabajan y están en edad de hacerlo. El gobierno de la ciudad los llama ‘sociedad de la esquina’, porque la estampa que ofrecen es la de jóvenes reunidos en esta, ante el hecho de no tener otra cosa por hacer.

Aunque este término surgió en España, Humberto Morgan Colón, titular del programa de Integración y Educación Alternativa de la Secretaria de Educación del DF, aclaró que en México las circunstancias de los ni-ni son diferentes y término no debe ser usado.

“El concepto ‘Ninis’ surgió en España, allá si tienen oportunidad de estudiar o trabajar y no lo hacen, aquí no la tienen, la situación de los jóvenes es diferente’, indicó.

El Gobierno del Distrito Federal tiene ubicadas zonas de la ciudad, como el Rosario, Álvaro Obregón, e e Iztapalapa, dónde la intención es realizar un censo e investigar cuáles son las expectativas de estos jóvenes.

“A partir de eso los vincularemos con la oferta de trabajo, como por ejemplo los cibercentros, o el bachillerato a distancia”, aclara.

¿De verdad no hay opciones?

Alma Duarte no terminó la preparatoria por haber reprobado materias. Planeaba aprobarlas en exámenes extraordinarios, pero se embarazó a los 19 años.

“Mis papás me dijeron que había desaprovechado mi oportunidad y que ahora yo debía hacerme cargo sola”. Desde entonces buscó empleo, primero en museos, pues contaba con una formación técnica como museógrafa, pero sólo encontraba trabajo como guía por 500 pesos semanales. “Se me iban en pasajes y comidas”.

Comenzó a vender cosas por catalogo, hasta que logró encontrar empleo de nuevo, como recepcionista en una clínica de depilaciones, con un mejor salario, pero un día recortaron personal. Se deshicieron de cuatro personas, entre las que había una licenciada en comercio internacional que tampoco hallaba trabajo en su carrera, narra Alma.

Reconoce que sus estudios truncos le impiden encontrar trabajo bien remunerado y que la falta de dinero le impide seguir estudiando. “He querido hacer el examen de CENEVAL, pero sin trabajo, no puedo pagar los mil 800 que cuesta”.

Con inclinaciones artísticas, ha intentado montar negocios de accesorios para chicas, pero necesita una fuerte inversión para comenzar y los apoyos gubernamentales también son un círculo vicioso: “prestan muy poco, el primer préstamo es de 3 mil pesos, con eso no alcanza ni para registrar el nombre, ni para comprar una máquina, quizás sólo para material, pero nada garantiza que vendas”.

No se reconoce como Ni-Ni, pues continúa con el proyecto de los accesorios, vendiendo por internet diademas que ella misma hace, a pesar de que hace tiempo no ha logrado vender una. “Yo sí trabajo, lo que pasa es que no vendo”, finaliza.

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