A los menores de edad que se vinculan a grupos del crimen organizado sólo les toma tres meses escalar en la estructura y convertirse en sicarios, publicó Excélsior.
Su carrera delictiva comienza como informantes, con un salario de entre dos y cinco mil pesos. Una vez demostrada su capacidad y lealtad con el grupo, se convierten en reclutadores, distribuidores de droga y ayudantes de “levantones”. Al final, se les premia siendo sicarios.
De acuerdo con el ex director general de Prevención del Delito de la PGR, Pedro José Peñaloza, las carencias sociales y económicas, la violencia intrafamiliar y la falta de opciones laborales son detonantes del fenómeno.
Afirma que los jóvenes tienen muchas veces dos caminos: unirse a las bandas criminales, donde adquieren el sentido de pertenencia, o el suicidio; pues de lo que más carecen los menores es de ligas con la comunidad, la escuela o la familia.
Narco mexicano, en 19 países del mundo
De acuerdo con un informe de autoridades estadosunidenses entregado a senadores mexicanos, los siete cárteles que viven en el país han establecido “oficinas” en por lo menos 230 ciudades de Canadá y de la Unión Americana.
El Centro Nacional de Pandillas en un análisis explica que los cárteles han establecido “franquicias” con bandas estadounidenses (grupos de corte racial), que los abastecen a México de autos y armas.