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Dan clases para dejar de ser impuntual

Desde la universidad, Judith, de 26 años, llegaba tarde a sus clases. Los retardos eran el castigo, una sanción menor comparada con los descuentos que le aplican hoy en día en su trabajo, pero ella siente que no tiene un problema.

Y es que la impuntualidad es un mal hábito tan arraigado entre los mexicanos que ya se ve como algo “normal” a decir del psicólogo Mariano Lechuga, primer especialista dedicado a impartir un curso, para llegar a tiempo a donde se tenga que ir.

Nunca más llegarás tarde, es el nombre del taller encaminado a “enseñar” a las personas cómo administrarse para cumplir con la hora pactada en una cita. “Esto no es un tema del que se hable mucho, pero es algo que pesa sobre todos. Culturalmente somos im­puntuales y eso está muy mal, afecta la productividad y le faltas al respeto a los demás”, aseguró en entrevista con Publimetro el doctor Lechuga Besne.

El curso, al que 80% de los inscritos llega tarde el primer día de clase, empezó a nivel académico, dentro de la Facultad de Psicología de la UNAM. Actualmente lo imparte en universidades privadas, a empresas e individualmente. “Siempre he creído que es posible aprender a ser puntuales. Es un hábito como el del aseo personal, el alimenticio, el de estudios, pero está muy menospreciado. Sólo se ha tratado dentro de las empresas, donde les dan bonos de puntualidad, pero hasta eso los empleados dicen: ‘¡ah!, ya no llegué, ya ni modo”, aseguró el especialista.

Una vez terminadas las clases, cuando las personas logran ser puntuales, el hábito rebota en todo su entorno, desde su familia hasta sus amigos. “Los impuntuales siempre niegan que lo son, pero cuando lo reconocen, hasta lloran. Es un problema que daña la imagen de la persona, im­pide su crecimiento personal, afecta la vida de los que les rodean y deteriora el respeto que la gente les tiene”, finalizó el doctor Lechuga.

¿Te identificas?

Dentro del curso, se han distinguido siete tipos de personas impuntuales:

1 El racionalizador: es el que siempre se justifica. Piensa que las otras personas son muy cuadradas y el no es impun­- tual. “Quince minutos no es para tanto, no pasa nada”, dice.

2 El productivo: dice que siempre tiene algo qué hacer. Agenda muchos compromisos con poco tiempo de separación para parecer una persona ocupada.

3 El que deja todo al último: nunca se programa; le gusta la adrenalina de sacar todos sus compromisos a última hora.

4 El consentidor es el que acepta que tiene el mal hábito, pero no puede quitárselo, hace cosas de forma imprevista; “hay cosas peores”, dice.

5 El distraído: se le olvidan las citas; no sabe dónde deja el coche o los papeles necesarios para sus compromisos, etc. Se pone a platicar en el camino, etc. Anda en otro mundo.

6 El rebelde: es el que no sabe respetar el tiempo de los demás, por lo que llega tarde adrede.

7 El evasivo: tiene poca autoestima, se devalúa a él mismo y evade responsabilidades, entre ellas, la de ser puntual.

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