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LA ESTELA NOS COSTó UNA LUZ$$$$$$$

De verdad no me extraña que hasta al papucho de Lujambio le haya brotado cáncer (y ojalá se recupere PLENAMENTE pronto). Meterse en una obra de esa envergadura (sin albur) debe ser lo peor que te suceda en la vida. Uno se pregunta ¿pero por qué la necedad? Sí, es de todos sabido que lo “único que deja y bien” es la “obra pública”.

Encarpetar, tapar baches, reencarpetar una y mil veces los mismos hoyos con material chafa, AHÍ ESTÁ EL NEGOCIO en todas partes del mundo, pero… ¿La Estela de Luz? Ese obelisco moderno, ese miembro gigantesco para una sociedad falocrática por excelencia. Eso va más allá de los dineros. Eso merece ser analizado, que de menos.

Deyan Sudjic, en su libro editado en 2010: La arquitectura del poder. Cómo los ricos y poderosos dan forma al mundo, argumenta que la arquitectura resume todas las artes.
Y ejemplifica como desde Babilonia hasta Obama y desde Hitler hasta Saddam, es el escenario para exhibir poderío y diseñar el futuro. Explica esa etapa que estamos viviendo justo ahorita de porqué preguntas utilitarias como: “¿habría podido construirse por menos dinero?” o “¿vale lo que costó?”, carecen de sentido si no se asume el valor no funcional de la arquitectura.

Y nos dice el autor, así como para por lo menos hacernos una chaqueta mental que : “la arquitectura es un medio que nos da la oportunidad de olvidar la precariedad de nuestra situación por un momento (…) la arquitectura sí ofrece la posibilidad de darnos un breve respiro de lo aleatorio”.

Es “un punto de referencia, que nos permite medir nuestro lugar en el mundo”. “El arquitecto y su cliente –rico o poderoso– pueden dejar impronta”. Además, “el atractivo de la arquitectura para quienes aspiran al poder político está en la manera en que sirve para expresar la voluntad”. Diseñar o encargar un edificio “es sugerir que éste es el mundo tal y como se quiere”, implica “construir la realidad tal y como queremos que sea, más que como es”.

O sea por mis BALLS. ¿O qué? Yo sinceramente siempre me quejé amargamente de cómo los Gobiernos, los ciudadanos y hasta la ciencia, el arte, en fin… de nuestros días ESTABAN MÁS PREOCUPADOS EN LO INMEDIATO QUE EN LO IMPORTANTE. Antes el hombre se preocupaba por ¡trascender! Y hoy, por llenar el estómago y que no le den un balazo.
Entonces ésta podría ser la respuesta a mis amarguras, por fin un monumentote idolatrado por unos, vilipendiado por otros. Lo mismo le pasó al Taj Mahal, a la Torre Eiffel y al castillo de Neuschwanstein (pronunciación: nɔʏˈʃvaːnʃtaɪ̯n… o sea me quedé igual).

Eran momentos en que no se podía derrochar y una punta de locos lo construyeron por sus pistolas. A unos les fue la vida en ello. ¡¡¡Se los echaron antes de que se les ocurriera un segundo piso!!! Yo he levantado tres casas desde cero y hecho dos remodelaciones. Los arquitectos no son presupuestadotes. Cuando te mencionen un tiempo considera el triple y un monto, considera el cuádruple.

El mismo escritor nos deja reflexionando: “arquitec­tura y poder seguirán, sí, unidos, pero conviene que tengamos sentido del ridículo y sepamos respetar lo respe­table, aunque no nos guste y señalar lo absurdo y lo pretencioso allí donde se encuentre, que suele ser junto a obras de incompetentes, de estafadores y de sus aprendices”.

Lo chido
Mal de muchos, consuelo de pen… sarse:

El edificio Taipéi 101 es tan grande que se piensa que su peso de 700 mil toneladas ha podido reabrir una antigua falla geológica que podría llegar a causar futuros terremotos.

El ex alcalde de Nuevo Chimbote, Perú Valentín Fernández Bazán, mandó construir un monumento que emule a su familia. Y, adelantándose a grafiteros, él mismo se mandó poner bigotes.

Dice el psicólogo, José Antonio Lara Peinado: La Estela de Luz representa un enorme falo, los res­ponsables de elegir ese tipo de monumento parecieran querer subsanar sus carencias, físicas y emocionales.

Lo que calienta

Los costos
Según un dictamen del Colegio Mexicano de Ingenieros, el costo de la Estela de Luz, con todo y la sobrevaloración, habría sido de 872 millones 500 mil pesos, y no de mil 35 como se ha informado.

El arquitecto César Pérez Becerril, quien la diseñara, se pregunta: “¿Por qué subió el presupuesto cuando quedó en menos de 15% de las tres hectáreas que abarcaba la idea original?.

Agrega: “además le quitaron inexplicablemente la plaza que cumpliría varias funciones significativas. Se burlaron del presidente y de la historia del país”.

PARA PENSARLE…
Tal vez antes de rasgarnos las vestiduras deberíamos de hacer caso al “verde” que investigó a fondo y nos expliquen: ¿Para qué se hizo? ¿Cuánto costó realmente y por qué? ¿Quién y por qué se eligió a esos constructores? Solo así podremos pasar al tema de la belleza y la obra que podrá pervivirnos.

Nunca he defendido una obra Federal (en todo el sentido de la palabra, bien FEDERAL) ni lo haré, pero pen­semos: ¿Tú qué harías? ¿Darías de comer de in­mediato a todos los hambrientos del mundo y pararías escuelas regulares, de música, artes, etc?

¿Una cosa está pe­lea­da con la otra? Y el ahorro debería ser en armamento y lujos obscenos mal habidos.

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