Reality is nothing but a collective hunch
-Jane Wagner
Paso 1. Acércate. Es maravilloso pensar en el espacio como una posibilidad y no como una limitación. De ahí mi admiración hacia los arquitectos: engendran una generosidad vocacional dedicada a seleccionar cómo vivirá mejor un puñado de personas dentro de un bodegón, con base en la administración del espacio y su diaria relación con él. El espacio como referencia cotidiana no puede dejar de ser valorado como telón y butaca.
Paso 2. Decídelo. Como convivir con uno mismo es un mérito a la resistencia, ser condescendiente con la realidad debería ser un acto reflejo como resultado de dejar que el espacio propio respire y se abrace a sí mismo. Por ejemplo, regar las plantas como se invierte en la bolsa, cepillarse los dientes como se redacta un informe de actividades, saludar a sus congéneres como se cuadra ante un general y abrir ventanas como se cierra un negocio (probablemente uno de los más convenientes que pueda uno cerrar -o abrir-).
Paso 3. Ábrela y ciérrala. Una ventana, como un párpado, es una de las ideas más sorprendentes, menos aplaudidas y por ello, casi nunca celebradas. Imagina el Día Internacional del Párpado. Vistosos (naturalmente) festejos por las avenidas a ojo cerrado, para de pronto, y al rugir las trompetas y estallar del confeti, libremente soltar parpadeos sin reparo por todo el día. Así, sin él, la percepción de prácticamente todo, cambiaría… del todo. El párpado y el espacio llevan a la idea que observar a través un filtro nos hace conocedores solamente de la versión del filtro, y no de lo que parece que percibimos. Esta es la magia de una ventana. Saber que si está ejemplarmente cochina, el paisaje lo estará igual. El filtro aparece como paisaje.
Paso 4. Ábrela en serio. Así, la dimensión externa -aparentemente objetiva- deja de cobrar la vigencia que tenía. ¿Hay algo afuera que sea similar con las imágenes que brindan los (limitados) sentidos? ¿Qué pasaría si tuviéramos 12 sentidos? ¿Cambiaría la realidad o la percepción? De confirmar, por tus medios propios esto, estarás ante la ventana más grande y probablemente más sucia por la que te hayas asomado. Momento idóneo para abrir y ventilar.
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