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El albur, la esencia lingüística del mexicano

“Pa’ que agarres la onda, ñero”

“Yo soy el chico temido de la vecindad,
soy el pelón encajoso que te hace llorar
me llamo José Boquitas de la Corona y del Real
yo soy del barrio el carita, las chicas, los chicos me dan mi lugar”

Chava Flores “El Chico temido de la vecindad”

El albur es parte de la idiosincracia del mexicano. El arte del revire es un ejercicio mental que involucra las frases en doble o triple sentido y la capacidad para enlazarlas en un discurso o diálogo que tiene coherencia.

Lourdes Ruiz, campeona nacional de albures, que además de vender ropa en Tepito, imparte cursos de albures, dice que “el albur es un ajedrez mental. Voy por la vida intentando joder al mundo, pero sin decir una sola grosería”.

En el arte del albur no se valen las malas palabras o las frases en sentido directo. La magia está en vencer al rival con el ingenio. Los dichos se unen; la rima es digna de aplaudirse. No vale alburear al que no sabe, pues es una batalla desigual. 

“Si no tienes casa, no te apures yo te invito a mi morada y ¡pásatela de pelos!”.

Dice Octavio Paz en el Laberinto de la Soledad que el lenguaje del mexicano “está lleno de reticencias, de figuras y alusiones, de puntos suspensivos; en su silencio hay repliegues, matices, nubarrones, arcoiris súbitos, amenazas indescifrables”.

“No te aprietes calcetín que te vas a descoser/ ¡Carne!/ Te arde, pero te va a gustar”, se lee en el libro de Armando Ramírez Crónica de los chorrocientos mil días del Barrio de Tepito.

“El lenguaje popular refleja hasta qué punto nos defendemos del exterior: el ideal de la ‘hombría’ consiste en no ‘rajarse’ nunca. Los que se ‘abren’ son cobardes (…) El mexicano puede doblarse, humillarse, ‘agacharse’, pero no ‘rajarse’, esto es, permitir que el mundo exterior penetre en su intimidad”, detalla Paz.

Alfonso Hernández, cronista de Tepito y director del Centro de Estudios Tepiteños de la Ciudad de México, afirma que el albur es una forma de rebeldía cultural, de desafiar a la imposición de un lenguaje culto (español), hacerlo propio y contraatacar al resto del mundo.

“El albur es la cábula de la poesía erótica, es el sismógrafo más fiel de la experiencia sexual, es la introducción del encabezado a quienes por tener muchos complejos, tienen pocos reflejos para entenderlo y responderlo”, agrega.

El hojalatero social explica que “al no encontrarse documentados sus orígenes, se enorgullece de concebirse como una manifestación de carácter marginal, alterna y contracultural. Por lo tanto, el albur es un mordaz y soberano ejercicio de desobediencia frente a la cultura sometida”.

“La principal fuente del albur es la picardía, cuya jerga popular se traduce en zancadillas verbales para satirizar el pudor manipulador y hacer un homenaje constante del habla gramatical de la barriada, con lo que también se reivindican los atributos de cada barrio”, expresa.

EL ALBUR, UN ACTO HOMOSEXUAL

El estudio del albur ha llevado también a que psicólogos intenten desentrañar qué hay detrás del juego de palabras. Para algunos, es una referencia inmediata al homosexualismo, pues el chiste está en “violar”, “ultrajar”, al otro.

Para Octavio Paz: “Cada uno de los interlocutores, a través de trampas verbales y de ingeniosas combinaciones lingüísticas, procura anonadar a su adversario; el vencido es el que no puede contestar, el que se traga las palabras de su enemigo.

“Y esas palabras están teñidas de alusiones sexualmente agresivas; el perdidoso es poseído, violado, por el otro. Sobre el caen las burlas y escarnios de los espectadores. Así pues, el homosexualismo masculino es tolerado, a condición de que se trate de una violación del agente pasivo”.

“Como dijo un filósofo de Tepito: Lo importante en esta vida no es crecer, sino dar el ancho”, dicen los cómicos Chaf y Queli, quienes hicieron del albur elemento indispensable de sus espectáculos de carpa.

En la década de los 70 y 80, el cine mexicano dio paso a un género que hoy en día causa polémica al mencionarlo: el de ficheras. Fue en esa época, donde el albur y las referencias sexuales se hicieron presentes sin tapujos.

Personajes como Rafael Inclán, Lalo “Ell Mimo”, Luis de Alba, Polo Polo, Alfonso Zayas, Maribel Fernández  “La Pelangocha”, Carmen Salinas, Lyn May, entre otros, destacaron por su forma de hablar y el uso indiscriminado del albur.

Dice Hernández que el albur procaz surge del resentimiento, de la amargura y la altivez misógina, que “agrede y ofende”; a diferencia del albur fino “un saber terapéutico, ya que diagnostica, pronostica y cura, con su juego lúdico, creativo y filosófico”.

Por su parte, el escritor Alberto Dallal enfatiza que en México está la paternidad del albur y ejemplifica: “Es un fenómeno mexicano. Durante mis viajes por España y algunas naciones de América Latina, a veces hago el ridículo porque digo un albur, albureo a alguien, y nadie, absolutamente nadie, entiende mis metáforas”.

DATO

El pasado 19 de enero, usuario de Twitter decidieron proponer el Día del Albur, en el que hicieron gala, hombres y mujeres de la rima sexual: “¿Si yo tuviera un puesto y necesitara colgar un cartelón, me ayudarías a sacar los mecates?”.

ALGUNOS ALBURES DEL SILABARIO ALBURERO

– Para llegar a Tepito, te pones en Pino Suárez viendo para Catedral
– De joven vivía en Paraguay y ora de viejo en Manuel Doblado
– Mi abuelo nunca llegó a ver hijas grandes
– Puebla es famosa por su camote, su mole y sus mascadas
– Para bajarte la calentura tómate un té de ramo blanco
– Te juego un volado de a tu raya contra lo que me sobra
– Al que pierda la albureada le disparan unos ostiones en el centro
– Para esa calor con bochorno no hay como un raspado de anís
– El hotel tiene las cinco letras mágicas, donde con agua y jabón se borra la huella    de cualquier cabrón

CURSOS:

El diplomado de albures finos, consta de cuatro sesiones:
Los días martes 11 y 25 de septiembre y martes 9 y 16 de octubre
Horario: 10 a las 13 horas, es gratuito
Lugar: Galería José María Velasco, de Peralvillo 55, cercana al Metro Lagunilla.

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