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Robin Williams fue una de las voces más respetadas de la comedia en las últimas décadas. Su carisma y alegría sobre el escenario le garantizaron el cariño de la audiencia global, pero -aparentemente- poco se sabía sobre su vida tras bambalinas.
A pesar de que su muerte aún no ha sido confirmada como un suicidio, sitios como Forbes, CNN, NBC y The Guardian han discutido la depresión que vivía el actor. Williams no es el primer comediante cuyos “oscuros secretos” son revelados. Lo mismo sucedió a otros reyes de la risa como John Belushi, Chris Farley y Richard Pryor, quienes llevaron vidas llenas de adicción y problemas emocionales. La situación fue peor para los comediantes como Richard Jeni, Freddie Prinze y Charles Rocket, quienes se quitaron la vida.
Aunque suene difícil de creer, esta tendencia tiene explicaciones científicas, pueden leerlas a continuación:
- Tres por ciento de los suicidios son cometidos por comediantes, según News.Discovery.com.
- En una entrevista para el diario Business Insider, Steven Stack, Director del Centro de Investigación sobre el Suicidio, reveló que es dos veces más probable que los comediantes se suiciden -en comparación con el resto de la población-.
- A principios de 2014, los investigadores de la Universidad de Oxford y de la Fundación de Asistencia Médica de Berkshire revelaron que es común que los comediantes enfrenten oscuros problemas mentales. “Hacer reír a la gente puede ser la manera en que [estas personas] medican su depresión,” aseguraron los analistas.
- De acuerdo con el Diario Británico de Psiquiatría, los comediantes tienen más “características psicóticas” que el resto de la población. “Son más impulsivos y más depresivos, además de ser menos sociables que el resto de la gente”, explicó la publicación.