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Guerrero, el dolor de cabeza de Peña Nieto

Luego de que el presidente Enrique Peña Nieto impulsara la aprobación de las reformas estructurales y su discurso se centrara en estos logros, con el lema “Moviendo a México”, los hechos trágicos en el estado de Guerrero obligaron a que el discurso del mandatario se volcara de nuevo en los temas de violencia e inseguridad.

Fue la noche del 26 de septiembre cuando un camión lleno de estudiantes normalistas de Ayotzinapa y otro ocupado por el equipo de fútbol “Los avispones de Chilpancingo” fueron atacados por policías locales dejando un saldo de 6 muertos, 17 heridos y 57 desaparecidos. Ésta última cifra se ha reducido a 43.

Días después de que se registraran estos hechos, Peña Nieto hizo una desafortunada declaración, el 9 de octubre en Irapuato, donde afirmó que “su gobierno no descansará hasta atrapar a los agresores de los estudiantes normalistas en el estado de Iguala” (sic). En lugar de referirse correctamente al estado de Guerrero.

Peña afirmó que la agresión contra los normalistas “es un hecho que no puede quedar impune; en pocas palabras, no cabe el menor resquicio de impunidad”, señaló.

El presidente reconoció que estos hechos empañan lo que él llamó “el esfuerzo colectivo nacional que hay por realmente lograr de México un país de progreso y desarrollo”.

No obstante, bastaron sólo unos pocos días para que se registrara otro hecho, en el mismo estado de Guerrero, que vuelve a “empañar” ese esfuerzo por lograr que el país progrese y se desarrolle.

El domingo 12 de octubre policías ministeriales dispararon contra alumnos del Tec de Monterrey y de la Universidad de Chapingo porque los confundieron con delincuentes.

El ataque dejó lesionado a un estudiante alemán y se dio cuando policías realizaban un operativo en Chilpancingo con el objetivo de arrestar a un grupo de presuntos delincuentes que habrían realizado un secuestro.

Los uniformados observaron la camioneta tipo Van donde viajaban los estudiantes y les pareció sospechosa por lo que les marcaron el alto, sin embargo los jóvenes hicieron caso omiso a la instrucción, presuntamente por temor a ser secuestrados y continuaron su camino, lo que detonó la agresión de los policías contra la camioneta.

Otro hecho trágico y además político sacudió Guerrero el domingo 28 de septiembre, cuando el secretario general del PAN en Guerrero, Braulio Zaragoza Maganda, fue asesinado en Acapulco.

Sujetos desconocidos mataron de tres balazos a Zaragoza Maganda, en el restaurante del hotel “El Mirador”, en el fraccionamiento Las Playas.

Apenas el sábado pasado Peña Nieto calificó de “barbarie” los hechos sucedidos en Iguala, al clausurar la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), a la que por cierto no asistió el gobernador de Guerrero,  el mandatario afirmó que el gobierno de la República asume su responsabilidad para esclarecer los hechos y hacer que todos los culpables, materiales e intelectuales “de estos actos inhumanos y de barbarie” respondan ante la la ley.

Ya el año pasado, en 2013, Guerrero fue noticia por la tragedia que dejaron los huracanes Ingrid y Manuel y por la respuesta tardía del gobierno de Ángel Aguirre Rivero, quien en plena contingencia por los fenómenos meteorológicos, prefirió asistir a los festejos por el 200 aniversario del Primer Congreso de Anáhuac y los Sentimientos de la Nación.

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