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Registra ONG alza de quejas por tortura; piden erradicar impunidad

Las peticiones de apoyo y acompañamiento a personas que han sido víctimas de la tortura en México —a manos de la Policía Federal, agentes de las Procuradurías estatales, el Ejército, la Marina y paramilitares— se han incrementado en un 100% en los dos últimos años, de acuerdo con registros de organismos defensores de los derechos humanos.

En el marco del Día Internacional de las Naciones Unidas en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, este 26 de junio, el Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad reportó que desde su creación —en 2004— a la fecha han documentado 415 casos, en al menos 16 estados de la República, principalmente entre activistas o líderes sociales y personas detenidas (migrantes) de forma arbitraria a quienes se les acusa de pertenecer al crimen.

Javier Enríquez Sam, director del Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad, sostiene que los informes sobre la tortura, aunque escuetos, han mostrado un aumento desde el sexenio pasado a la fecha por el combate al crimen organizado y el narcotráfico.

“En los últimos dos años las peticiones para acompañar estos casos ha incrementado en un 100%, en los cuales se señalan como responsables a la Policía Federal, agentes ministeriales estatales, el Ejército y la Marina.

“En el gobierno de Felipe Calderón, por ejemplo, toda la parte norte del país registró una incidencia más elevada, como en Chihuahua, Nuevo Léon, Tamaulipas, Coahuila y Baja California. Permanentemente, para nosotros hay tres estados: Oaxaca, Chiapas y Guerrero, que a lo largo de la historia han padecido la tortura por los focos de lucha y los movimientos de la sociedad civil”, sostuvo Enríquez Sam.

El activista explicó que a través de los años, la práctica de la tortura física se ha reforzado con la violencia psicológica que aplican las autoridades policiacas o castrenses de forma sistemática y generalizada como método de investigación en todo el territorio nacional.

“Hoy en día continúa, se sigue recurriendo a la tortura física con el constante golpeteo, con técnicas de embolsar a la persona para golpearla, toques eléctricos en órganos reproductivos, desnudez forzada y tortura sexual.

“Y se combina con la psicológica a través de amenazas de muerte, con encontrar a un familia, violarte, desnudarte, hacer simulacros de ejecución”, detalló. 

Sin cifras oficiales certeras, los colectivos refieren que la PGR informó, en una comparecencia de su titular ante la Cámara de Diputados, que de enero al 30 de agosto de 2014 se notificaron mil 395 casos de presunta tortura, por parte de jueces federales, lo que equivale a un promedio de más de 174 casos de tortura por mes.

De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el número de denuncias por tortura y malos tratos registrados en 2013, significó un incremento de 600% respecto a las quejas recibidas en 2003. El órgano atendió 7 mil 164 casos entre 2010 y 2013, de las cuales ninguno concluyó en alguna sentencia penal, sostiene Amnistía Internacional.

Mariano Machain, de la oficina regional en México de Amnistía Internacional, consideró que el país se enfrenta a tres retos importantes ante este tipo de crímenes de parte de las propias autoridades. El primero, explicó, es que existe una falta de política real para combatir el problema con equipos de trabajo especializados.

En el segundo, apuntó, prevalece una impunidad generalizada como producto del ejercicio incorrecto de los peritos en las investigaciones en casos de tortura, y el tercero es la falta de apoyo de las instancias oficiales hacia las víctimas para reparar los daños.

“Creemos que estos puntos son retos que podrían llevar a un cambio sustancial en el combate contra la tortura en el país, y por lo tanto son también recomendaciones con las cuales estamos insistiendo desde Amnistía Internacional”, sostuvo Machain.

Por su parte, Fernando Ríos, de la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todas y Todos, refirió con base al último informe del Comité Cerezo y Acude, que durante el periodo de Felipe Calderón se registraron 999 detenciones arbitrarias, mientras que en año y medio del actual gobierno se reportaron 669.

“Encontramos que en un sexenio hubo 67 ejecuciones extrajudiciales investigadas; sin embargo, apenas en año y medio llevan 31. Y bueno, las desapariciones forzadas investigadas en el periodo anterior eran 55 y en año y medio llevábamos 29 y tendríamos que sumar a los 43 de Ayotzinapa.

“Estas son algunas numeralias indicativas, ya que como sabemos, muchas violaciones a los derechos humanos no se denuncian, se invisibilizan y se quedan bajo el hilo de la impunidad”, consideró Ríos sobre la incidencia de los delitos cometidos por las autoridades.
 
Cabe recordar que en marzo de 2015, Juan Mendez, relator especial sobre la Tortura ante las Naciones Unidas, presentó un informe al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, con el cual afirmó que la tortura es un procedimiento “generalizado” en todo el país.

Así lo dijo:
“Falta mucha voluntad política para que las cosas cambien, mientras no lo haya, esto será más complejo. Hay un doble discurso que maneja el Estado, pero en la práctica no hay tal respeto hacia los derechos humanos”.
Javier Enríquez Sam, director del Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad.

Tengo confianza en México: Ángel Amílcar

Ángel Amílcar Colón, migrante hondureño de 38 años, fue víctima de tortura por parte de policías estatales, federales y el Ejército, durante 2009, en Tijuana, donde fue aprehendido e inculpado por delincuencia organizada, justo al inicio de la guerra contra la delincuencia organizada emprendida por el ex presidente Felipe Calderón.

Tras procedimientos como asfixia con bolsas de plástico, golpes contundentes en distintas partes del cuerpo, tratos degradantes, humillaciones y tocamientos para que declarara, se le imputaron, sin comprobar, delitos como delincuencia organizada, contra la salud, acopio de armas y posesión de cartuchos. Se le dictó auto de formal prisión y fue recluido en el Centro Federal de Readaptación Social No.4 Noroeste en Tepic, Nayarit.

Luego de que la propia Procuraduría General de la República (PGR) no pudo comprobar los supuestos delitos cometidos por Ángel Amílcar, el 15 de octubre de 2014 fue liberado. En la actualidad sostiene que ha perdonado a sus agresores y se ha involucrado en el activismo en su país y en México.

¿Que lectura le da a la situación de México?
— En México hay una crisis grave de derechos humanos, comparado con otros países como Honduras. En mi país vivimos un proceso de violencia similar a causa del crimen organizado; sin embargo, no hay un escenario de desapariciones o torturas promovidas por el Estado.

¿Qué necesitan las autoridades?
— El Ministerio Público, en este país, tiene todo lo necesario para hacer un trabajo científico de investigación; sin embargo, se quedan en el pasado. Lo que me da a pensar es que la práctica de la tortura es para cubrir a delincuentes, porque si tu torturas a alguien y dejas de hacer tu trabajo y provocas un vacío en el procesos investigación. Si usan tácticas antiguas como la tortura, no generan un beneficio a nadie, simplemente genera dolor, odio y violencia. Y violencia trae más violencia.

¿Qué sigue ahora para Ángel Amílcar?
— Soy un defensor de los derecho humanos, desde muy pequeño en mi tierra. Ahora soy miembro honorario de Amnistía Internacional y continuaré con mi lucha en pos de los pobres y de la gente necesitada en México y todos aquellos países que me abran las puertas.

¿Confías en México?

— México es un país de oportunidades y de mucho futuro; sin embargo, las muertes y la violencia denigran al país en el exterior, esta situación es complicada. No soy la persona indicada para hacer un análisis de la situación en México, porque hay mucha gente buena aquí. Si mi experiencia fue mala con las autoridades, es cosa distinta. Lo malo que me ha pasado no tiene porque oscurecer lo que hace todo un pueblo. El mensaje va para las autoridades, porque deben entender que esos puestos que tienen ahora son temporales.

Mencionas que ya perdonaste, ¿puede ser esto sin que haya justicia?
— El perdón es completo, porque me libera de ello. No puedo yo vivir con esa carga, claro, los recuerdos siempre vendrán y con ellos aprenderé yo a vivir, porque sería engañarme a mi mismo decir que nunca más lo recordaré. El perdonan entonces es una decisión muy personal y desde ese momento me libero de la carga que me da la oportunidad de continuar con mi vida. No puedo estancarme en el pasado.

 

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