Esta semana se colocó la primera piedra de la nueva planta de producción producto del acuerdo entre la Alianza Renault-Nissan y Daimler, llamada COMPAS (Cooperation Manufacturing Plant Aguascalientes), donde se requerirán mil millones de dólares y la propiedad es de ambas empresas con un órgano de gobierno de tres ejecutivos de cada una.
Un proyecto único en el mundo y que ha requerido mucha estrategia, voluntad y, si me lo permiten, muchas coincidencias en tiempo y forma para que se dé algo así en el mundo como resultado de cinco años de cooperación entre estos fabricantes.
Primero, hay que ver a Aguascalientes y desde que Nissan decidió fundar su primera planta ahí en 1982, la ciudad se ha visto enriquecida y el país ha podido contar cada día con más proveedores automotrices que nos dan opciones muy amplias para armar básicamente cualquier vehículo. El crecimiento ha sido exponencial y Nissan ha convertido el sitio de una planta en uno de los principales centros productores en Norteamérica.
Segundo, y quizás esto entre dentro de las coincidencias, el lujo se ha dado cuenta desde hace años que vehículos de menor tamaño con alta tecnología y equipamiento, son un éxito. Por ello las gamas de alemanes o japoneses han ido creciendo sus opciones pequeñas. Ahora toca el turno a Infiniti para fabricar su primer auto pequeño y así abarcar más mercado y a Daimler, su siguiente Mercedes-Benz que seguramente consolidará la próxima etapa de su gama actual.
Así, llegan dos empresas a nivel mundial con alta reputación en lujo y manufactura a un país que goza de un gran mercado de exportación y cada día mejor en lo interno, parecen coincidir en espacio y tiempo.
Tercero, no hacemos sólo vehículos de alto volumen, fabricaremos BMW, Audi y Mercedes-Benz, –hasta aquí, esto hace 10 años resultaba increíble–, agregue Infiniti y otros; en los americanos también hacemos Lincoln y Cadillac.
Felicidades al complejo llamado COMPAS por su primera piedra, regresaremos para ver la primera unidad de producción.