El eco que dejó el sismo de 1985 en la Ciudad de México no sólo se tradujo en daños y víctimas, sino que fue un parteaguas en la vida política del país.
La incapacidad del gobierno federal para enfrentar la tragedia y el impacto social escaló a tal nivel que a la postre fue determinante para elevar al Distrito Federal a nivel de entidad estatal, y ahora los capitalinos pueden elegir mediante el voto al jefe de Gobierno, a sus delegados y a los asambleístas que conforman el incipiente Congreso local. Hoy estamos a la puerta de ser considerados el estado 32.
Era el tercer año de la administración del presidente Miguel de la Madrid Hurtado, cuando el movimiento telúrico del 19 de septiembre de 1985 tomó por sorpresa a todos en la Ciudad de México y ocho entidades más: Guerrero, Michoacán –estados del epicentro–, Chiapas, Jalisco, México, Oaxaca, Puebla y Veracruz.
El 20 de septiembre, las portadas de diarios de circulación nacional, como El Universal, se habló de más de tres mil muertos y 200 edificios dañados, pero no se dio cuenta de discurso alguno por parte del presidente De la Madrid o el entonces jefe del Departamento del DF, Ramón Aguirre Velázquez. La crisis política nacía. La administración de De la Madrid no se recuperó.
La presencia del Ejército y la policía sólo fue notoria porque se concentró en el resguardo de edificios destruidos, no así para rescatar víctimas.
El control de toda la atención humanitaria estaba a cargo del Gobierno federal, así como el restablecimiento de servicios como agua, luz y teléfono, pero ante la inacción surgieron grupos vecinales que se encargaron de organizar y alimentar a la ciudad, a su manera. Al menos así lo ha referido Alejandro Varas, de la Unión de Vecinos y Damnificados 19 de Septiembre.
Los primeros reclamos
El 27 de septiembre, apenas una semana después del temblor, se realizó la primera movilización de damnificados hacia Los Pinos. Más de 30 mil personas desfilaron en silencio con tapabocas y cascos, símbolos de los rescatistas.
Demandaron la expropiación de predios, créditos baratos, un programa de reconstrucción popular y la reinstalación de los servicios de agua y luz.
El 11 de octubre, el Gobierno publicó un decreto expropiatorio, afectando más de cinco mil predios e inmuebles. La medida dejó fuera a muchas zonas afectadas y las movilizaciones continuaron
Ya para el 24 de octubre, cerca de 40 organizaciones vecinales crearon la Coordinadora Única de Damnificados (CUD), que promovió viviendas para los afectados.
En tanto que Leslíe Serna, fundadora de la Unión Popular Nueva Tenochtitlán Sur comentó al diario La Jornada que al principio los medios de comunicación ayudaron mucho a poner en contacto a las familias, informando de los daños; después pusieron en marcha la campaña oficial de que aquí no pasa nada. El Gobierno quiso minimizar el problema y decía ‘quédense en casa, no salgan’, pero la gente no hizo caso”.
“La tragedia es grande, pero la capital de México no está arrasada; la capital de México, en grandes segmentos, está volviendo a la normalidad y, si bien lamentamos profundamente los daños y las pérdidas de vidas, tenemos que informar que la mayor parte de la Ciudad de México sigue en pie y sus habitantes siguen también, de la misma manera, en pie y afrontando la tragedia con un valor extraordinario (…) Frente al luto y la tristeza, compatriotas, reforcemos serenidad, entereza y ánimo. Enterremos con pesar a nuestros muertos, pero renovemos la voluntad de vivir y restañar las heridas que hemos sufrido”, dijo el Presidente en un mensaje difundido por televisión el viernes 20 de septiembre, día en que se presentó otra réplica, según abunda el portal referido.
Entre los grupos sociales que surgieron, destacó Sindicato de costureras 19 de septiembre, el cual fue conformado por Evangelina Corona Cadena, quien pese a reconocerse priista, luchó por los derechos de las trabajadoras del sector, luego de que 600 de sus compañeras murieran tras el derrumbe de su centro de trabajo, ubicado en la calle San Antonio Abad, en el Centro Histórico.
Las organizaciones ciudadanas
La Coordinadora Unica de Damnificados (CUD) contó con la participación de René Bejarano, quien después conformó la Unión Popular Nueva Tenochtitlán-Centro con su esposa Dolores Padierna actual senadora.
Sin embargo, la organización de Bejarano se fue diluyendo con la aparición de la Asamblea de Barrios, la cual opera a la fecha con la promoción de vivienda social.
Pero la CUD sirvió a los Bejarano Padierna como plataforma política para sumarse a los grupos de izquierda sociales y partidistas que conformaron el Frente Democrático Nacional y años después, el 5 de mayo de 1989, dieron vida al PRD.
En 1997, tras la reforma política y cambios al Código de Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) se reconoció la elección por voto libre, universal y directo de las autoridades.
Así, el perredista e ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano fue electo jefe de Gobierno capitalino, por cuatro años, al ganar la elección con 48.9% de los votos, dejando atrás al priista Alfredo del Mazo. En 1999 pidió licencia para contender por la Presidencia de la República y Rosario Robles, entonces del PRD, fue la sucesora.
A la par, la Asamblea de Representantes del DF se convirtió en la Asamblea Legislativa del DF, dando el papel de diputados a sus integrante y la facultad de legislar en materias en las que antes no podía; por ejemplo, ahora el DF tiene sus propios Códigos Civil y Penal.
Para el 2000, con otra reforma constitucional, se estableció que periodo de Gobierno del mandatario capitalino sería por seis años, como el Presidente de la República. También se permitió elegir, por medio del voto, a los jefes delegaciones. En ese año ganó el perredista, Andrés Manuel López Obrador, quien en 2005 pidió licencia y dejó en su lugar a Alejandro Encinas.
En 2006, el Sol Azteca volvió a ganar la elección con Marcelo Ebrard y en 2012 con Miguel Mancera, pero éste último no se afilió al PRD.
Ante este panorama, René Torres, profesor investigador del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, dijo a Publimetro el sismo de 1985 fue una coyuntura que “detonó el despertar de la sociedad civil” frente a la falta de acción del Gobierno federal ante la pérdida de viviendas para quienes vieron derrumbarse sus casas.
“Con el sismo lo que detona en la sociedad civil más allá de ser crítica –que después lo fue– fue la reacción de solidaridad, acompañamiento y salir a las calles a ponerse al servicio para sacar adelante la tragedia”, expresó.
Sin embargo, consideró que al pasar de los años se fue desvirtuando ese despertar social porque algunas de las organizaciones sociales convirtieron sus acciones en un capital político que condicionó la entrega de vivienda a cambio de votos.
Aún así, el especialista refiere que el enfoque social que enarbolaron las organizaciones sociales de izquierda y partidistas desde el temblor, se mantuvo durante las administraciones Cárdenas, López Obrador, pero comenzaron a cambiar con Marcelo Ebrard y actualmente con Miguel Ángel Mancera.
René Torres dijo que a más de dos décadas de gobiernos perredistas y con la propuesta de que el Distrito Federal se convierta en el estado 32 de la República Mexicana, la política de la Ciudad de México debe replantearse y retomar como principal foco a los ciudadanos, más que a las políticas clientelas.
“Sí creo que la propuesta de que el DF sea el estado 32, es una de las demandas surgidas de la organización civil y de los partido de izquierda. Todos han empujado que el DF sea reconocido como una entidad con pleno ejercicio administrativo de recursos, libertad legislativa y más autonomía de sus poderes donde los ciudadanos ejerzan sus derechos políticos a plenitud y otros más”, añadió.
En tanto que para el actual senador, Alejandro Encinas –quien este año renunció al PRD–, el Distrito Federal debe emprender un cambio cualitativo, tomando en cuenta que si con las administraciones de Cárdenas, López Obrador y Ebrard “se construyeron las políticas sociales que no había en el DF”, con Mancera se debe perfilar que los ciudadanos tengan una mejor calidad de vida.
Recordó que el sismo de 1985 fue un momento de inflexión en la vida política de la Ciudad de México porque se presentó una insurgencia ciudadana que rebasó a todos los órdenes de Gobierno con el objetivo “de rescatar a sus muertos y ayudar a los damnificados”.
Encinas mencionó que otro momento que reforzó dicha participación ciudadana se dio en 1988, cuando el Gobierno federal dijo que se había presentado una “caída del sistema”, en el marco de la elección presidencial.
Ese año, Cuauhtémoc Cárdenas contendió por la Presidencia de la República, junto con Carlos Salinas de Gortari, del PRI; Manuel Clouthier, del PAN; Rosario Ibarra de Piedra, del PRT. Pero tras el “fallo” del sistema de conteo, tanto Clouthier como Ibarra de Piedra hicieron a un lado sus diferencias políticas para protestar por tal acontecimiento que fue calificado de fraude electoral.
El año pasado dos veces la reforma legislativa para el DF se subió a discusión en el Senado y se frenó. Hoy depende del Legislativo impulsar y aprobar la reforma que llevará al Distrito Federal a operar como un estado.