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Linchamientos son un signo de hartazgo y enojo social: expertos

Un estudio elaborado por investigadores de la UAM-Azcapotzalco refiere que siete estados concentran los actos de linchamiento.

Los linchamientos que han ocurrido en el país en contra de presuntos delincuentes, son un reflejo del “hartazgo, enojo y frustración” que vive la sociedad por las deficiencias en materia de procuración de justicia y el actuar de las autoridades, coincidieron especialistas en seguridad y ciencias sociales.

Un ejemplo es el de los dos jóvenes, quienes acudieron al municipio de Ajalpan, Puebla a efectuar encuestas para una empresa de marketing con sede en la Ciudad de México, pero fueron golpeados y quemados, debido a que los pobladores los confundieron con un par de supuestos secuestradores.

Los habitantes de Ajalpan argumentaron que los chicos levantaron sospechas “pos sus preguntas” y los presentaron ante los policías municipales, pero como no había una denuncia interpuesta los uniformados no los detuvieron, por lo que un grupo de comerciantes comenzó a golpearlos y convocar a más personas para linchar a los encuestadores, según confirmó el presidente municipal, Gustavo Lara.

Al respecto, Gustavo López Montiel, profesor del Departamento de Estudios Jurídicos y Sociales del Tecnológico de Monterrey comentó a Publimetro que entre los ciudadanos existe una falta de confianza hacia las policías locales porque asumen de facto que sus representantes no cumplen con el trabajo de investigar.

Agregó que ello coincide con la falta de acción por parte de algunas autoridades ante las denuncias de actos violentos, por lo que los pobladores buscan la manera de hacer justicia por su propia mano sin tener la certeza de quién o quiénes son los responsables.

De acuerdo con el estudio “Linchamientos en México: recuento de un periodo largo (1988-2014)”, elaborado por investigadores de la UAM-Azcapotzalco, desde hace más de dos décadas este tipo de asesinatos se han concentrado en zonas del Estado de México, el Distrito Federal, Puebla, Morelos, Oaxaca, Chiapas y Guerrero.

El texto elaborado por los académicos los investigadores Raúl Rodríguez Guillén y Norma Ilse Veloz Ávila refriere que siete de las 32 entidades del país concentra 80% de los casos, es decir, 296 de 366 contabilizados en los últimos 26 años.

En tanto que el profesor del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, René Jiménez Ornelas apuntó a este diario que la población está reaccionado con un sentido de supervivencia y se defiende de todo los que le rodea sin detenerse a pensar si está en lo correcto.

Consideró que ante la acumulación de errores en las investigaciones policiacas en todos los niveles de Gobierno, la gente ya desarrolló una actitud reactiva, posee enojo social y vive con frustración.

Los linchados
En los últimos dos meses se han presentado otros casos de linchamiento en localidades poblanas ante la sospecha de la comisión de delitos.

Apenas el viernes pasado, los pobladores de San Martín Texmelucan, también en Puebla, intentaron linchar a un conductor, que supuestamente provocó un accidente de tránsito en el que falleció una persona.

Mientras que el 28 de septiembre pasado, dos personas acusadas de haber intentado secuestrar a un niño, fueron ahorcadas en el municipio de Cohuecan.

En enero de este año, un hombre falleció en Tehuacán, tras ser linchado junto a otras tres personas a las que colgaron de un árbol e interrogaron, mientras acumulaban hierbas secas a sus pies y amenazaban con quemarlos.

En octubre de 2014, la alcaldía de Ajalpán ya había sido incendiada en un hecho similar después de que la policía trató de proteger a varios acusados de un delito de una turba que perseguía.

Sobre este tipo de conductas, el director general del Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad, Francisco Rivas expresó que hasta ahora no hay cifras contundentes que den cuenta de un aumento en la incidencia de robos o secuestros, pero ello se puede atribuir a que la gente no quiere denunciar y buscar hacer justicia por cuenta propia.

El problema, explicó, es que si la población se deja llevar por su enojo no necesariamente va a actuar en contra de los verdaderos responsables de los delitos y solamente va a disuadir a los cuerpos policiacos y actuar a través del uso de la fuerza.

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