Martín Alonso/ La Letra Roja
La tecnología está llena de virtudes siempre y cuando se sepa utilizar. Desafortunadamente los padres muchas veces no están cercanos a los menores para explicar lo que pueden encontrar en Internet.
Un testigo que se comunicó con Letra Roja cuenta que un menor de 8 años pasaba pornografía a sus compañeros de salón a través de sus celulares. Los smartphones eran regalos de cumpleaños o de Reyes Magos. Los menores los llevaban a escondidas de sus padres.
Nunca han tenido una plática de sexo con sus padres, en la escuela sólo la información de lo que se conoce como ciencias naturales. La ignorancia y la curiosidad estaban infectando a la mayoría de los estudiantes -hombres y mujeres-, de una escuela en la Ciudad de México.
Las nuevas generaciones manejan los aparatos con una habilidad que hace que los adultos queden sorprendidos. Los niños engañan a los padres, borran o crean carpetas ocultas para que no les encuentren las imágenes o los videos. Incluso editan fotos con la cara de sus compañeros para burlarse de ellos.
El menor comenta que hay niños más grandes -de quinto o sexto año-, que venden la pornografía, que cobran por video y hasta están ligados en grupos de WhatsApp.