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La columna de David Olivo: ¿Dónde quedó la democracia?

A pesar de los avances democráticos y la alternancia lograda a nivel federal -en el 2000-, persisten en el país resistencias políticas y partidistas para aferrarse al poder, aun sea con trampas, ilegalidades, mapacherías o la comisión de delitos que al final de cada jornada electoral quedan sin castigo.

Lo anterior viene a reducir por lo sucedido el 17 de enero pasado, cuando se celebró la elección extraordinaria en Colima, la cual fue anulada por la intervención del gobernador priista Mario Anguiano. Sin embargo, y ya sin la intervención visible del gobierno, el domingo pasado esa entidad vivió otra elección de Estado, cuyo resultado no favoreció a Acción Nacional.

Lo más desafortunado en esta elección es que el estado perdió la gran oportunidad histórica para dar otro ejemplo del fortalecimiento democrático y la madurez de la clase política en dicha entidad y sobre todo en nuestro país. Pero no, el partido gobernando, el PRI, utilizó su maquinaria de guerra sucia en contra de Jorge Luis Preciado, candidato de Acción Nacional, el candidato panista y quien dos semanas antes llevaba ventaja a su contrincante tricolor, Ignacio Peralta. El resultado es sabido y la única madurez política que salió de esa elección fue la decisión del candidato panista de no impugnar, una vez más, el resultado de los comicios.

En mi artículo anterior resaltaba que en nuestro país actualmente existen nueve estados que nunca han vivido la alternancia política: Campeche, Coahuila, Colima, Durango, Hidalgo, Estado de México, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz. En estos estados donde sólo ha gobernado el PRI existe un número de habitantes aproximado y, en promedio, de 34.2 millones.

Hidalgo es otro caso simbólico de cómo los gobiernos estatales del PRI echan mano de todos los recursos, económicos y materiales para mantener el poder. En 2010, Xóchitl Gálvez, abanderada de PAN al gobierno estatal, midió fuerzas con el ahora secretario de Gobernación, y el actual gobernador, Francisco Olvera Ruiz. A pesar de una competencia electoral inequitativa, la ex funcionaria del gabinete de Vicente Fox se quedó a cinco puntos porcentuales del priista y su aparato ganador.

En esa elección hubo de todo. Al viejo estilo priista, hubo compra masiva de ediciones periodísticas cuando iban a salir encuestas que no favorecían a Olvera Ruiz, hubo espionaje en contra de Xóchitl Gálvez y su equipo, el día de la elección allanó la policía estatal una casa de campaña del PAN, hubo acarreo y coacción del voto, y -lo peor- hubo compra de voluntades, tanto en algunos candidatos como en algunos medios informativos locales. A este viejo, pero aceitado y eficiente aparato de Estado se enfrentó la panista… y se quedó cerca de ganarle.

Como este ejemplo de Colima e Hidalgo hay más en cada una de estas nueve entidades que ha gobernado por siempre el tricolor. La ambición partidista y personal de algunos de sus militantes y candidatos siempre va a imponerse por sobre la democracia y la legalidad.

Esas historias no son nuevas. Todos las conocemos. El gran problema para los partidos de oposición es qué hacer para ganarles, para darles la vuelta, para llegar a la conciencia ciudadana.

Cabe destacar que de estos nueve estado, cien por ciento priistas, Campeche, Coahuila, Colima, Durango, Hidalgo, Estado de México, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz figuran en el ranking nacional donde la violencia y el crimen se imponen todos los días durante los últimos años, donde en Veracruz constantemente hay desaparecidos, donde en Tamaulipas siguen cobrando derecho de piso y los municipios quedan abandonados por sus habitantes, y qué decir de Coahuila y Durango. Sin olvidar que el Estado de México es un coctel peligroso, donde además del narcotráfico persisten los feminicidios.

El gran reto para Acción Nacional es que sea un factor importante y determinante para que dichos estados realmente apuesten por la alternancia, por un cambio radical en la forma de gobernar, por una apuesta diferente, por una apuesta incluyente para todos los ciudadanos.

El gran reto para los electores y la sociedad civil es decidirse de una vez por todas a un cambio real, a que este domingo 5 de junio salgan y voten por la alternancia, y no los siga dominando el temor o una maquinaria de Estado que seguirá aferrándose al poder, a pesar de la legalidad y a pesar de la democracia.
 

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