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Los Niños Dios de Tepito, tradición que se resiste a morir

“Ya esto se está perdiendo; y por eso el trabajo ya no es como más antes”, dice doña Gloria García García

A la reducida vivienda de un primer piso, en una vecindad del barrio de Tepito, en el centro de la Ciudad de México, escondida entre cientos de puestos ambulantes, cada vez menos personas llevan a reparar sus figuras de Niño Dios con doña Gloria García García.

“Ya esto se está perdiendo; y por eso el trabajo ya no es como más antes. Porque yo me acuerdo, cuando yo estaba chamaca, que mi padre hacía por cajas”, recuerda mientras trabaja en una de las pocas figuras que aún tiene para reparar.

Oficio que le enseñó su padre desde los ocho años, “yo de aquí de la Rinconada nunca he salido. La Rinconada es de la esquina del mercado hasta Caridad. Es la famosa Rinconada de aquí, este es el 18 B-203”, detalló a Notimex.

Desde su sala, que le sirve a la vez como taller, dice de sus clientes que “la realidad son vecinos de aquí, de todo el barrio y rara es la persona que viene de lejos, hay veces que luego me traen vírgenes de Guadalupe, san Judas Tadeo en grande”, entre otras figuras.

Trabajo que con dedicación hace a “la antigüita”, “ahora ya mucha gente ya no trabaja esto; ahora usan el silicón, que ya nomás se le pone aquí, ya no tiene yeso”

Esta técnica artesanal comienza desde encontrar la cola que se utiliza para darle resistencia al yeso, al formar una pasta que le sirve para las reparaciones.

“La cola, el pegamento, la encontraba yo en tableta, ahora viene en polvo. Este se echa a remojar y se hierve una hora”, explica mostrando uno de los secretos de este oficio, del que no tiene conocimiento que alguien más realice en el barrio.

Y aun así, “desgraciadamente no me alcanza ¿por qué razón? Porque hay veces que ya el trabajo ya no es igual, ya las personas ya quieren que les cobre uno barato, 10, 15 pesos, pues no le conviene a uno”.

“Aquí todo mundo me conoce como la señora que compone los Niños Dios”, agregó al tiempo que continúa con su explicación: “la pasta se extiende en un plato viejo se le va haciendo un hoyo en medio y aquí en medio se le echa la cola”.

Con el conocimiento de las combinaciones de colores y la técnica para resanar, Gloria García puede arreglar cualquier figura ya que trabaja además del yeso, la resina y la madera, lo único con lo que no trabaja es con las figuras de plástico.

“A mano va todo esto”, dice mientras muestra los diferentes colores con que se pinta a los Niños Dios, porque “siempre en el cielo necesitan un negrito, un güero, un trigueño, un indígena, entonces por eso van pintados los niños a como la gente los va pidiendo”.

Aunque se despide con un pesar, al señalar que los que más vienen son personas “de la tercera edad, porque sus padres les dejaron esta tradición de años atrás, ya los chamacos de esta época ya no”.

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