Cada año, los países pobres pierden 170 mil millones de dólares como resultado de la evasión de impuestos, esto mientras 400 millones de personas ni siquiera tienen acceso a asistencia sanitaria básica.
Panama Papers, investigación periodística que reveló la relación de empresarios, políticos, deportistas y actores con el despacho Mossack Fonseca para gestionar activos offshore, demuestra que los paraísos fiscales siguen siendo una realidad a la que ni gobiernos ni instituciones internacionales han querido mirar de frente, asegura Susana Ruiz, responsable de Justicia Fiscal de Oxfam México.
Asevera también que la filtración permite a la población mundial darse una idea sobre cómo funcionan estas turbias prácticas, sin embargo, el verdadero escándalo es que muchos de los casos no son ilegales, sino que se aprovechan de legislaciones débiles e insuficientes.
Por su parte el director ejecutivo de la confederación, Ricardo Fuentes-Nieva, indica que mientras una minora privilegiada se aprovecha de las lagunas del sistema fiscal internacional, se recorta en educación o salud de calidad.
«En México, el 48% de las escuelas púbicas carecen de acceso a drenaje, 31% de acceso a agua potable y el 12.8% no cuenta con baños o sanitarios», condena.
Oxfam ha alertado que el sistema fiscal internacional debe ser reformulado para evitar que las grandes fortunas y empresas puedan ocultar miles de millones en paraísos fiscales, pero «la captura política genera un sistema regido por el amiguismo y la corrupción, en donde ciertos sectores son privilegiados y protegidos con consecuencias económicas y sociales graves», dice Fuentes-Nieva.
«A nivel global, no hay más excusas para la inacción: hay que sancionar a bancos y a otros actores que facilitan la evasión y alcanzar un gran consenso internacional que ponga fin a las debilidades de un sistema fiscal internacional en el que el secretismo, la falta de transparencia y el abuso de poder siguen siendo la norma», concluyó.
Los mexicanos
En la lista de mexicanos clientes del despacho panameño destacan Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca; Alfonso de Angoitia Noriega, vicepresidente ejecutivo de Televisa; Guillermo Cañedo White, ex ejecutivo de Televisa y vicepresidente de la Concacaf, así como la actriz Edith González.
Incluso, el ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, hizo contacto con esta firma de abogados radicada en Panamá, pero la información filtrada no especifica si ya es parte activa de la lista de clientes.
Sin embargo, el caso que más ha llamado la atención es el de Juan Armando Hinojosa, presidente de Grupo Higa y señalado por mantener una estrecha amistad con Enrique Peña Nieto, y quién habría movido 100 millones de dólares tras el escándalo e investigación en México por la casa blanca de Angélica Rivera.
Mossack Fonseca fue el encargado de diseñar y crear empresas fantasma para Hinojosa justo cuando en México se iniciaba la investigación por el presunto conflicto de interés.
Llamado «el contratista favorito del presidente», Hinojosa usó como prestanombres a su madre, Dora Patricia Cantú Moreno, y a su suegra, María Teresa Cubria Cavazos para poner a salvo su dinero.
A lo largo del verano y otoño de 2015, no mucho después de la controversia sobre la Casa Blanca, Mossack Fonseca ayudó a Hinojosa a crear tres fideicomisos para quedarse con alrededor de 100 millones de dólares hasta entonces depositados en varias cuentas bancarias.
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