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Pajaritos, una tragedia que se pudo evitar

Trabajadores de la planta Clorados III, del Complejo Petroquímica Mexicana de Vinilo, de la compañía Mexichem, conocida como “Pajaritos”, aseguran que semanas antes de la explosión del miércoles, en uno de los reactores, advirtieron a las autoridades de la empresa sobre una fuga de gas en uno de los ductos.

Testimonios de familiares y obreros contratistas que laboraban el día de latragedia aseguran que incluso ese 20 de abril, a las 9:00 de la mañana, avisaron de un fuerte olor y pidieron permiso para poder salir pero los oficiales de vigilancia no se los permitieron.

Eliazar Suárez Sánchez de apenas 21 años era uno de esos soldadores. Salvó la vida de milagro porque salió a comer cerca de las 16:00 horas cuando sucedió la explosión. Su hermano, Jonatán, de 27 años, no tuvo la misma suerte, murió dejando en la orfandad a una niña de 6 años y a su esposa embarazada.

“Era Dicloroetano de Vinilo y dicen que además había unas fugas de gas. Ya les habíamos dicho a los de seguridad, a muchos, a algunos les decíamos que si ya nos podíamos retirar pero nos decían que se iba a controlar. Luego, la segunda vez igual, nos dijeron que ya estaba todo controlado.

“La segunda vez que nos dijeron así se metieron todos, eléctricos y todos los que estaban trabajando y por eso a muchos eléctricos también los agarró (…) Íbamos para tres meses allí trabajando pero desde semanas atrás ya se presentaba fugas y les decían, y decían que no, que iban a ser controladas. Llegaban los de Pemex y salían diciendo que ya estaba todo controlado”.  

Con dificultad para hablar por el llanto, recuerda con angustia lo que pasó: “Lo acababa de ver (a su hermano). Él apenas acaba de entrar a trabajar, antes nos habían sacado ya por dos fugas, una a las 9:00 de la mañana y la otra fue por allí de las 2:30 o 3:00.  

“Les dijimos a los de seguridad que bajaran a los que estaban cortando con sopladores arriba de un puente, que es el Puente 28, pero dijo que no pasaba nada porque al caer la chispa se apagaba en el instante. De ahí, nos sacaron por otra fuga, nos metieron luego y como a los dos minutos reventó el primero. Estaban haciendo maniobras pero a muchos los agarró arriba en el reactor”.

Los reventó en el aire

Eliazar solo recuerda que sus compañeros, entre ellos su hermano, encargados de armar andamios, salieron volado en pedazos con la explosión, los que estaban afuera nada pudieron hacer para ayudar debido a la ola expansiva.  

“De ahí reventó el otro y a muchos los agarró y los reventó en el aire y mi hermano pues no aparecía y anduvimos dando de vueltas para ver qué podíamos hacer por él. Él pertenece a Multiservicios Gamsa, todavía no empezaban a hacer reparación pero estábamos armando andamios en altura y a ellos les tocaba subir, a la altura, cuando reventó”.

El joven asegura que la obra de construcción la hacía la compañía ICA que a su vez subcontrató a varias empresas pequeñas que llevaron a su personal, muchos ahora heridos o muertos.

“A mí me duele. Yo acaba de ver a mi hermano a la hora de la comida, entrando; fue un abrir y cerrar de ojos y luego la reventadera. La primera vez que reventó era como de ácido, nos alcanzó y yo logré decirle a muchos: saquen sus mascarillas que es ácido, cuando nos las pusimos corrimos, y de ahí vino la onda expansiva.

  “A muchas personas tiró, a muchos no sabían ni para donde correr, los de seguridad tampoco, todo el mundo corría, era un caos, todos corrían para donde querían”.  

Todos afirman que pudo evitarse

Acostado en una cama de la clínica 36 del Instituto Mexicano del Seguro Social de Coatzacoalcos, uno de los testigos de la tragedia asegura que toda la mañana de ese miércoles 20 de abril, advirtieron a sus jefes que había un fuerte olor a gas, que debían evacuar, pero no les hicieron caso.

  Con una pierna lesionada pero en recuperación, contó que estuvo a unos 50 metros del reactor en donde se originó todo y salvó la vida de milagro gracias a que se pudo resguardarse atrás de una estructura.

Pidió no mencionar su nombre, el miedo de perder su fuente de ingresos, con los que mantiene a su esposa e hijos, está latente, sin embargo, quiere decirle al mundo que todo se pudo evitar si les hubieran hecho caso ese día.  

“Nadie quiere hablar mucho de esto, de los sobrevivientes, porque piensan regresar a trabajar, de esto vivimos pero se debe saber que avisamos de un fuerte olor a gas desde hace dos semanas, iban, revisaban y decían que no pasaba nada hasta el miércoles que explotó todo”.

El accidente en el Complejo Pajaritos, de la ciudad de Coatzacoalcos, al sur del estado de Veracruz, dejó al menos 24 personas muertas y 130 heridos, algunos de gravedad.

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