COATZACOALCOS. Antonio Meriche Agustiniano es un hombre afortunado. Sabe que a sus 50 años es un sobreviviente de las dos catástrofes más grandes en la historia de la ciudad de Coatzacoalcos y de la zona sur del estado de Veracruz.
Soldador de profesión, trabaja en la planta Clorados 3 del complejo Petroquímica Mexicana de Vinilo, de la compañía Mexichem. Aunque es sabedor de los riesgos de su empleo, nunca imaginó atestiguar y vivir para contar las dos explosiones registradas dentro de la planta.
El 11 de marzo de 1991, él era un joven aprendiz que todos los días luchaba por ganar una plaza laboral en Petróleos Mexicanos. Justo cuando iba a iniciar su turno, una fuga de gas en un ducto provocó un estruendo que dejó como saldo, de manera oficial, seis personas muertas.
Sin embargo, Toño o el “mugres”, como lo apodan sus amigos, piensa que el número de víctimas tuvo que ser mayor. Aunque no recuerda los nombres de sus compañeros, de ese entonces, asegura que muchos no aparecieron porque “no encontraron los cuerpos”.
A más de dos décadas, él sigue ganándose la vida como soldador en la misma planta, pues en Coatzacoalcos y en los municipios aledaños como Nanchital y Minatitlán no hay otra fuente de empleo más que la industria petroquímica.
Ahora, el miércoles, de nuevo, le tocó atestiguar una nueva explosión en Pajaritos, que ya ha dejado más de 24 muertos. En esta ocasión se encontraba en las afueras del complejo y por eso salvó la vida.
“En 1991 fue como dos o tres veces más grande que ahora. La diferencia es que ahorita, en esta planta están reparando y a la vez se están haciendo nuevas construcciones y hay más gente trabajando. Los números que nos están dando de fallecidos pues no cuadran porque hay como mil gentes trabajando”.
Meriche recuerda que la mañana de este miércoles “Yo estaba por aquí afuera (en los patios) pero ya sabemos cómo pasó todo por los mismos compañeros que nos dijeron cómo fue el meollo del asunto. Cerca de la explosión había como unas 100 personas, aparte, regadas por todo el lugar adentro como unas 600 personas”.
Malas condiciones laborales
En 1991 Pajaritos pertenecían a Petróleos Mexicanos pero ahora el operador es la compañía Mexichem que a su vez subcontrata personal por medio de empresas externas usando el outsourcing.
“Nos las quieren vender que hay una sociedad entre Pemex y Mexichem. No sé cuál sea esa sociedad pero simplemente, lo que pasa es que nos está afectando porque aquí, lo que pasa, es que primero se tiene que reparar y después hacer las construcciones pertinentes.
“Si las están reparando y al mismo tiempo están construyendo pues es un arma de doble filo y eso es lo que no ve la paraestatal. En ese aspecto, las condiciones laborales dejan mucho que desear”, comentó.
El soldador acompañó a algunos de sus compañeros a buscar sobrevivientes dentro del complejo pero no los dejaron pasar, solo entran autoridades acreditadas.
Afuera, parado, a la expectativa de lo que pasaba a su alrededor, dijo que es necesario que el gobierno los voltee a ver, “aquí nunca ves un reparto de utilidades, nunca vez un aguinaldo, no tenemos nada de eso y por ese lado te puedo decir que las condiciones laborales están mal”.
A diferencia de 1991, Antonio dice que en el 2016 no permitirán les oculten información pues en la primera explosión nadie creyó a Pemex que solo se registraran seis muertos, ahora pelearán por sus derechos.
“Si se puede, hacerle un exhorto al Presidente de la República, al gobernador del Estado y al Director General de Pemex, a que ya no vamos a permitir que nos maquillen el número de los muertitos de los siniestros pues no se vale, es una vida humana que las tiran al río, si quieres, pero aunque sea por las causas legales ya estamos convencidos de que tenemos que pelear hasta las últimas consecuencias”.
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