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Michel Temer, el discreto conservador que intentará recomponer Brasil

Acusado de “conspirador” y “traidor” por la presidente Rousseff, no le será fácil gobernar hasta 2018

De origen libanés, discurso moderado y figura menuda, el vicepresidente Michel Temer es un discreto abogado constitucionalista con dilatada experiencia política que, sin el aval de las urnas, tratará de sacar a Brasil del pozo de la recesión y de la profunda crisis política.

Nacido en Tiête, en Sao Paulo, en 1940, Temer fue profesor de derecho y funcionario de escalón medio antes de completar seis mandatos como diputado federal y tres como presidente de la Cámara Baja, además de cinco años y cinco meses como vicepresidente del país.

Reputado por ser un hombre de consenso que huye de estridencias políticas y evita dar pasos en falso, las últimas semanas, en las que se mantuvo alejado de los focos, filtró varios nombres de posibles ministros y medidas de urgencia para que, antes de que asuma hoy la presidencia, fueran testadas por la opinión pública. Padre de cinco hijos nacidos fruto de tres relaciones, Temer es un declarado devoto religioso cercano a sectores evangélicos, como demostró uno de sus breves discursos de las últimas semanas, cuando junto a un controvertido diputado evangélico pidió al país “mucha oración” para él y para el país.

Se prevé que acometa una reducción del gasto público para contener el déficit y recuperar la confianza de los mercados, así como privatizaciones y políticas de estímulo para revertir la recesión cercana al 3.5 por ciento prevista para este año en el país.

Acusado de “conspirador” y “traidor” por la presidente Rousseff, no le será fácil gobernar hasta 2018 si finalmente el Senado depone a Rousseff en las próximas semanas de forma definitiva. En un país con un Parlamento fraccionado y cuya clase política tiene la credibilidad erosionada por los escándalos de corrupción, Temer estará bajo la lupa no solo del Legislativo sino de la población brasileña, que ya presionó en las calles a Rousseff con seis manifestaciones multitudinarias desde la reelección de 2014. Su formación, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que él lideró hasta las vísperas de la votación del “impeachment” en la Cámara Baja en abril, ha sido un aliado al oficialista Partido de los Trabajadores (PT), y se ha visto involucrado en la trama Petrobras. Aunque Temer no ha sido acusado formalmente, varios empresarios y senadores interrogados por la policía en la Operación Lava Jato le sitúan como uno de los beneficiarios de la trama vinculada a la estatal petrolera.

Su impopularidad también puede suponer un problema, ya que deberá aprobar medidas de difícil aceptación por las clases medias y bajas: una encuesta en marzo del Instituto Datafolha señalaba que el 70 por ciento de los brasileños creen que su gestión en el Ejecutivo ha sido mala o regular. Otra de sus facetas polémicas es el papel jugado en el proceso de juicio político a Rousseff, que hace tan solo un año rechazaba de plano.

«El impeachment es impensable porque, no es algo que huye de la normativa constitucional, pero las hipótesis son muy claras en la Constitución, y en mi modo de ver ninguna de las actitudes de la presidenta se puede encuadrar” como crimen, dijo, en una entrevista a la televisión brasileña. Aseveró incluso que un juicio político como el que ahora se abre –y que le ha alzado a la presidencia- generaría “una crisis institucional” en el país, lo que “no es bueno para el pueblo, ni para el país». Meses después, sin embargo, escenificaba su alejamiento de Rousseff por medio de una carta abierta en la que se declaraba un “vicepresidente decorativo” al que la mandataria no escuchaba.

En vísperas de la votación del proceso de juicio político en la Cámara Baja, filtró supuestamente por error un discurso de 15 minutos en el que ensayaba un discurso “a la nación” como si fuera ya jefe del Estado, lo que le valió calificativos de “traidor” por parte de Rousseff.

En él evocaba que “el cambio puede provocar esperanza” y señalaba la necesidad de un “Gobierno de salvación nacional” que por medio de “muchos sacrificios” saque al país de la situación actual. A nivel personal destaca su pasión por la poesía (tiene un libro de poemas) y su relación matrimonial con la aspirante a modelo Marcela Tedeschi, casi 43 años más joven que él y con quien se casó cuando ella apenas tenía 20 años.

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