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Muere Bernardo Provenzano, uno de los exponentes de la mafia siciliana

Declarado recientemente “incapaz de entender y de querer”, el jefe mafioso sufría desde el viernes pasado una infección pulmonar

Uno de los principales capos de la Cosa Nostra, la mafia siciliana, Bernardo Provenzano murió hoy de causas naturales a los 83 años de edad en el hospital San Paolo de Milán, donde estaba recluido bajo régimen de aislamiento.

De acuerdo a autoridades locales, Provenzo enfermo desde hace tiempo, sus condiciones de salud se agravaron luego de que en 2012 se cayó dentro de la prisión de máxima seguridad de Parma, donde estaba encerrado, lo que obligó a trasladarlo en 2014 al nosocomio en el que este miércoles falleció.

Declarado recientemente “incapaz de entender y de querer”, el jefe mafioso sufría desde el viernes pasado una infección pulmonar que lo puso en coma, confirmó a los medios Roberto Piscitello, director general de detención y tratamiento del Ministerio de Justicia.

Negó que el llamado régimen carcelario 41 bis, aplicado a mafiosos y terroristas y que prevé el aislamiento, haya agravado las condiciones de salud de Provenzano, que ya desde al menos tres años presentaba un grave estado de deterioro cognitivo y un cuadro neurológico en progresivo empeoramiento.

DELITOS

Detenido el 11 de abril de 2006 en Corleone, Sicilia, tras permanecer 43 años como prófugo de la justicia, Provenzano era hasta ese momento el máximo jefe de Cosa Nostra aún en libertad, luego del arresto, en enero de 1993, de Salvatore “Totó” Riina, actualmente en una prisión de máxima seguridad.

Todos los procesos en los que el “capo” resultaba todavía imputado habían sido suspendidos, pues Provenzano había sido declarado incapaz de participar.

Entre ellos estaba el juicio por la llamada “tratativa” entre el Estado y la mafia, que se refiere a la presunta negociación que a inicios de los años 1990 representantes de las más altas instituciones italianas habrían emprendido con Cosa Nostra para que pusiera fin a una serie de atentados que ensangrentaron al país.

Conocido como “Binnu u’ Tratturi”, que en lengua siciliana significa “Bernardo el tractor” por la violencia con la que mataba a sus enemigos, Provenzano nació el 31 de enero de 1933 en Corleone en el seno de una familia de agricultores.

Creció al lado de su amigo “Totó” Riina, también originario de Corleone y bajo la sombra del mafioso Luciano Liggio, que en los años 1950 lo afilió a la familia mafiosa local, para la que se dedicaba a varias actividades ilegales, como robo de ganado y alimentos.

Aunque ya desde 1958 había sido acusado de asociación delictiva y de haber participado en un enfrentamiento armado por el que fue brevemente arrestado, fue hasta 1963 que se emitió una orden de captura en su contra por el homicidio del mafioso Francesco Paolo Streva y otros delitos.

Desde ese año estuvo como prófugo de la justicia, aunque en 1993, tras el arresto de Riina, tomó las riendas de Cosa Nostra, que puso en marcha su estrategia de “sumergimiento” o de poner fin a la violencia para pasar desapercibida y poder continuar sus negocios ilícitos.

El «capo» fue arrestado en una casa de campo a las afueras de Corleone, protegido por la omertá o complicidad local.

Desde su escondite impartía órdenes a través de los llamados “pizzini”, o pedazos de papel en los que escribía sus directivas en su lengua siciliana para evitar ser interceptado por las fuerzas del orden.

En su larga carrera criminal fue condenado en ausencia por haber participado, como autor intelectual, en infinidad de homicidios, entre ellos el de Pïersanti Mattarella, alcalde de Palermo asesinado en 1980 y hermano del actual presidente italiano, Sergio Mattarella.

También fue sentenciado por su complicidad en los cruentos atentados con coches bomba contra los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, sus respectivas escoltas y la esposa del primero, perpetrados en mayo y julio de 1992.

Igualmente fue condenado por los homicidios del coronel Giuseppe Russo, de los comisarios Giuseppe Montana y Antonino Cassará, del sindicalista Pio La Torre, del político Michele Reina, del general Carlo Alberto dalal Chiesa y su esposa, del jefe de la policía Boris Giuliano, del profesor Paolo Giaccone y del juez Cesare Terranova, entre muchos otros.

También fue declarado culpable de autoría intelectual por los atentados que en 1993 causaron decenas de muertos y heridos además de daños incalculabres al patrimonio artístico italiano en las ciudades de Florencia, Roma y Milán.

«Vetaremos los funerales públicos de Bernardo Provenzano», declaró el jefe de la policía de Palermo, la capital siciliana, Guido Longo al conocerse la noticia de la muerte del mafioso, al que le sobreviven su esposa e hijos.

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