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Instrucciones para perseguir una necesidad durante toda su vida

Paso 1. Parézcase a usted

Una de las realizaciones más importantes de esta vida es lograr, independientemente de las acciones que lleve a cabo, que la gente se rinda en aplausos y halagos a su persona. Ese reconocimiento público moverá, no sólo su autoestima, sino también industrias enteras, como la de la belleza y la publicidad con una leve salvedad. La autoestima no requiere estímulos externos que le digan a qué parecerse. 

 

Paso 2. Su imagen no es su semejanza

Es algo irresistible: el culto a la autoimagen se repite a lo largo de la historia y en todo estrato social. Lo interesante es que en este tiempo y generación sólo han habido unos cuantos atisbos que lo señalan como el principal autor intelectual y material de haber generado inmensos e intensos problemas y complicaciones, tanto de la civilización como de la persona en su estrato cotidiano.

 

Paso 3. Prostituya todo, menos sus proyecciones

La prostitución se ha quedado boquiabierta cuando se mide junto al culto al Yo como opción de vida en una plataforma comparativa de atentado al sentido común. Y esto porque el tributo al ego es el único medio de transporte que le permite estar en otra parte mientras la vida pasa: es algo lo suficientemente artificial y ajeno a usted que la trampa parece hecha a la medida, cuando caemos rendidos ante sus propias proyecciones disfrazadas de legítimas, sólidas y hasta necesarias. 

 

Paso 4. Ignore que todo cambia

Hacer de la permanencia una virtud se ha convertido en una fiesta cotidiana en la que se compite por ser eterno e idiota a la vez. No importa qué producto antiedad compre, el tiempo se encargará de regresar las cosas a su lugar y con intereses. Lo mismo con los juicios de valor, así como con cualquier aferramiento que pueda usted abrigar. 

 

Paso 5. Achíquese todo usted

Tan común y adherido yace algo que es ajeno, que hasta puede usted buscarse en internet y maldecir por aparecer mal escrito y -mejor aún- mal parado. Esta persecución exige una vida como precio y desgaste para alimentar cotidianamente su apariencia. Repita esquemas habituales de manera automática: su vida pasará en un instante y será dedicada a insignificancias. Bien, ¡lo ha logrado! Más grande su ego, más pequeño su mundo y su criterio.

 

Paso 6. Huya del origen

En el ego siempre es otoño: las expectativas y la culpa (otra versión de su visión autocentrada) caen como lluvia sobre la necesidad de reconocimiento. Si repara en el origen de esta necesidad comprenderá que las carencias se abordan en lugar de ser vistas como exigencias holográficas (hipnóticas), recurrentes y rotundas en la generación de una sesgada visión de la realidad (incluyendo sus halagos ya desinflados y pasados de moda).

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