El escritor y periodista, Rafael Pérez Gay, denunció que él y su familia fueron amenazados de muerte el pasado 18 de septiembre tras pedirle a un vecino que le bajara a la música.
Pérez Gay señaló que los ruidos habían sonado durante 30 horas “de una rara cosa que llaman música trans. Yo le llamo “punchis-punchis”.
En su columna de Milenio narró el episodio.
“Salgo de mi casa y les toco a los vecinos para pedirles que le bajen, que mañana es lunes. Un joven de unos 30 años, amable, me dice que desde luego pondrá su música en bajos decibeles. Le agradezco, y como suele decirse, paso a retirarme. Una gran lección de civilidad. A dormir”.
Apuntó que media hora más tarde “me despierta el sonido del fin del mundo. Abandono mi domicilio (la prosa notarial es fácil y atractiva), con los pelos literalmente de punta llamo a la puerta, con fuerza, y me quejo airadamente. Detrás del joven amable aparece un cuarentón blanco, urbano, fuerte, que me insulta con la rapidez y la decisión de un rufián (…) Las infamias casi todas son homófobas: ‘pinche puto, salgo y te rompo la madre a cachetadas’. Resumo en una frase 15 minutos de injurias”.
Señala que la discusión sube un poco más de tono, hasta que es amenazado fuertemente. «No sabes con quien te viniste a meter, puto (de nuevo, homofobia y destrucción) No te la vas a acabar, voy a pedir una camioneta y te vamos a dar un levantón, puto, a ti y a toda tu familia, pero antes te vamos a coger. Ya valiste. Te atreviste a tocar en mi casa’”.
Agregó que anteriormente solicitó a autoridades de la Delegación Cuauhtémoc atender su caso, sin embargo tres días después el jefe delegacional, Ricardo Monreal, no lo había hecho.
Por su parte, Héctor de Mauleón en su columna en el diario El universal, señaló la violencia que se vive en la Cuauhtémoc, en un texto titulado “Perdieron La Condesa, donde relata que el el pasado miércoles, cuando se dirigía a visitar a Pérez Gay, se suscitó una balacera en la calle de Pachuca de la colonia ya mencionada.
Mauleón destaca que la zona se ha convertido en un centro de delincuencia, donde los asaltos están a la orden del día y que a Ricardo Monreal, ya “se le fue la colonia”.
