Israel lloraba el miércoles la muerte de Shimon Peres, un expresidente y primer ministro cuya historia personal reflejaba la del estado judío, mientras el gobierno inició los preparativos para su funeral, que se espera reúna a un gran número de líderes y mandatarios de todo el mundo.
Peres, reconocido en todo el mundo como un premio Nobel visionario que empujó a su país hacia la paz durante sus notables 70 años en política, falleció en la madrugada del miércoles por complicaciones tras un derrame cerebral. Tenía 93 años.
A la noticia del deceso de Peres le siguió un aluvión de homenajes de todo el mundo, con los líderes presentándolo como un hombre de Estado comprometido con la paz.
Peres sufrió un grave derrame cerebral el 13 de septiembre y permanecía ingresado en un hospital desde entonces. Su hijo, Chemi, confirmó el deceso en la mañana del miércoles a los reporteros que esperaban a las puertas del centro. Durante la mayor parte de su estancia hospitalaria, Peres estuvo sedado y respiraba con ayuda de una máquina.
«El legado de nuestro padre ha sido siempre mirar al mañana. Somos privilegiados por formar parte de su familia, pero hoy sentimos que toda la nación de Israel y la comunidad global comparte esta enorme pérdida. Compartimos este dolor juntos», dijo Chemi Peres.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, calificó a Peres de «hombre con visión» y convocó a su gobernó una reunión extraordinaria.
«Como un hombre de seguridad, fortificó la fuerza de Israel de muchas formas, algunas de las cuales siguen siendo desconocidas hoy en día», declaró. «Como hombre de paz, trabajó hasta sus últimos días por la reconciliación con nuestros vecinos para un futuro mejor para nuestros hijos».
Los restos mortales de Peres se expondrán en el Knesset, o parlamento, el jueves para que la población pueda presentarle sus últimos respetos, dijeron funcionarios. Su funeral se celebrará el viernes en Mount Herzl, el cementerio nacional, ubicado en Jerusalén. Yona Bartal, un exayudante personal de Peres, dijo que los actos cumplen la voluntad del expresidente.
En la lista de mandatarios que asistirán al funeral el viernes están el presidente de Estados Unidos, Barack Obama; la candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, y su esposo, el expresidente Bill Clinton; el príncipe Carlos de Inglaterra; el presidente de Francia, François Hollande y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, según anunció el Ministerio de Exteriores israelí. Se espera que la lista crezca, apuntó el vocero del departamento, Emmanuel Nahshon.
Obama, quien concedió a Peres la Medalla Presidencial de la Libertad en 2012, recordó a Peres como un hombre que representó «la esencia misma de Israel».
«Hay pocas personas con las que compartimos este mundo que cambian el curso de la historia de la humanidad, no solo por su papel en los actos humanos, sino porque amplían nuestra imaginación moral y nos obligan a esperar más de nosotros mismos. Mi amigo Shimon era una de esas personas», destacó Obama. «Una luz se ha apagado, pero la esperanza que nos dio arderá eternamente».
El yerno de Shimon Peres, el doctor Rafi Walden, dijo que la familia estaba «muy emocionada» por una conversación que mantuvieron con Obama, quien concedió a Peres la Medalla Presidencial de la Libertad en 2012. Walden, que además era el médico personal del expresidente, señaló que falleció durante la noche «sin sufrimiento».
Bill y Hillary Clinton dijeron que «perdimos a un verdadero y apreciado amigo». Clinton era presidente cuando Peres negoció los históricos acuerdos interinos de paz de Oslo con los palestinos en 1993. Al año siguiente recibió el premio Nobel de la Paz, compartido con el entonces primer ministro israelí, Yitzhak Rabin, y el líder palestino Yasser Arafat.
Los también expresidentes estadounidenses George H.W. Bush y George W. Bush emitieron comunicados lamentando el deceso.
Mientras los líderes occidentales alababan a Peres, los palestinos guardaron un evidente silencio. Por una parte, aprecian el compromiso de Peres con la paz, pero fue también una figura controvertida por una guerra en Líbano en su etapa como primer ministro, en 1996, donde decenas de civiles murieron en un ataque de la artillería israelí. Peres, como otros líderes israelíes, también permitió la construcción de asentamientos durante sus años en puestos de mando.
El grupo militante Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, celebró la noticia.
«Shimon Peres era el último de los funcionarios israelíes que fundaron la ocupación», señaló Sami Abu Zuhri, vocero de grupo islamista. «Su muerte es el final de una fase en la historia de esta ocupación y el inicio de una nueva fase de debilidad».
En su país, era el estadista más veterano de la política israelí, uno de los líderes más admirados y el último vínculo que quedaba con los padres fundadores.
En una carrera política que abarcó siete décadas, algo sin precedentes, Peres ocupó casi todos los puestos en la vida pública israelí y se le reconoce el mérito de conducir al país durante algunos de sus momentos más decisivos, lo que incluyó desde la creación de su arsenal nuclear en la década de 1950 a retirar sus tropas del Líbano y rescatar su economía de una inflación de tres dígitos en la década de 1980, así como guiar a una nación escéptica a conversaciones de paz con los palestinos en la de 1990.
Protegido de David Ben-Gurión, el fundador del estado de Israel, encabezó el Ministerio de Defensa cuando tenía 29 años e impulsó el desarrollo del programa nuclear israelí. Fue elegido al Parlamento por primera vez en 1959 y posteriormente ejerció todos los puestos importantes del gabinete —incluidos los ministerios de Defensa, Hacienda y Exteriores_, y también fue primer ministro durante tres períodos breves.
Su papel crucial en el primer acuerdo de paz palestino-israelí le granjeó el premio Nobel de la paz y lo convirtió en el personaje más reconocido de Israel en el extranjero en esa época.
Sin embargo, durante gran parte de su carrera política no logró que su prestigio internacional le permitiera alcanzar el éxito en la política israelí, donde muchos lo consideraban un soñador utópico y un intrigante político. Su aspecto elegante con corbata y traje, así como cabello gris bien peinado, parecían separarlo de sus compatriotas, que suelen vestirse de forma más informal.
Sufrió una serie de derrotas electorales: al competir en cinco elecciones generales en busca del puesto de primer ministro, perdió cuatro y empató una.
Finalmente aseguró la adoración del público que lo había eludido durante tanto tiempo cuando el Parlamento lo eligió para un período de siete años como presidente ceremonial de Israel en 2007, con lo que asumió el papel de estadista veterano.
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