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Pedro Sánchez fractura al socialismo español

Casi la mitad de los miembros de comisión ejecutiva del PSOE dimitieron para forzar la caída del secretario general, Pedro Sánchez

El Partido Socialista, clave para la formación de un nuevo Gobierno en España, vive hoy una guerra abierta después de que casi la mitad de los miembros de su comisión ejecutiva hayan dimitido para forzar la caída del secretario general, Pedro Sánchez.

Hoy, miércoles 28 de septiembre, es el día que se recordará como aquél en que se produjo la implosión del PSOE, la histórica fuerza política (1879) que ha gobernado en España 21 de los casi 40 años que han pasado desde que España recuperó la democracia.

Aunque la crisis viene de lejos, la catarsis se produjo esta misma mañana cuando se conocieron las declaraciones del expresidente del Gobierno Felipe González (1982-1996), el hombre que recogió al PSOE del exilio al que lo llevó la dictadura franquista para convertirlo en la joven formación política que tanto contribuyó a cambiar un viejo país.

Y es que Felipe González dijo hoy que se siente «engañado» por el actual líder socialista, Pedro Sánchez, quien le comentó en junio pasado que el PSOE se abstendría en la segunda votación de investidura de Mariano Rajoy para facilitar la formación de un Gobierno nacional.

Sus fuertes críticas al actual líder del PSOE, Pedro Sánchez, reforzaron a los dirigentes regionales que cuestionan el liderazgo de éste y ahondado la profunda división del partido mientras el Gobierno renquea en funciones desde el 20 de diciembre de 2015.

Ante esta situación  Pedro Sánchez dijo al El diario. es, que «Felipe González se ha visto sometido a decisiones incluso mucho más extremas que las que yo estoy abordando. Y mi decisión es la que yo llevé al Comité Federal en julio y es una decisión que creo que conecta perfectamente con el sentimiento que tienen los militantes del PSOE y, especialmente, los votantes: decir no a Mariano Rajoy y sí a un Gobierno alternativo».

Para ganar tiempo e intentar mantenerse al frente del PSOE, Sánchez anunció la convocatoria de unas primarias para renovar su mandato el 23 de octubre y un congreso federal a primeros de diciembre.

Su polémica iniciativa podría desembocar en unas terceras elecciones generales, fenómeno sin precedentes que los líderes políticos españoles, incluido el propio Sánchez, se comprometieron a evitar en su último debate televisivo, el pasado 26 de junio.

«¿Convocar un congreso obliga a su rival a asumir directamente las terceras elecciones?

No. Mis prioridades son: Gobierno alternativo. La segunda: si me da a elegir entre permitir que gobierne Rajoy o que haya terceras elecciones, prefiero que haya terceras elecciones porque quiero para mi país un Gobierno que sea capaz de dar respuesta a los problemas principales», dijo en la entrevista Sánchez.

Sin embargo, el actual secretario general del PSOE ha mantenido, hasta el día de hoy, que cerrará el paso a Rajoy, presidente del Gobierno en funciones, después de que a éste le faltaran apenas seis votos para conseguir los 176 que requiere la mayoría absoluta en el Parlamento.

Las críticas de González («Me siento frustrado; es como si me hubiera engañado») provocaron una gran agitación en el PSOE. En la propia comisión ejecutiva que dirige Sánchez y que responde ante el órgano de dirección del partido –el llamado comité federal– surgieron dirigentes dispuestos a dimitir.

Conocedor de esta posible maniobra, Sánchez los retó: «Si no se sienten parte de este proyecto, que no esperan a ser la mitad más uno; yo, en su lugar, dimitiría hoy mismo».

Su voz fue escuchada. A última hora de esta tarde dimitieron 17 miembros de la comisión ejecutiva –varios «barones» entre ellos–, que podrían ser suficientes como para forzar la salida del secretario general.

La (quizá última) apuesta de Sánchez es formar un gobierno contando con el tercero y el cuarto partidos del país, la coalición izquierdista Podemos y los liberales de Ciudadanos.

Esta posibilidad tiene, no obstante, muy pocas posibilidades de prosperar toda vez que el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, no quiere ni oír hablar de Podemos, cuyo máximo responsable, Pablo Iglesias, ha dicho que sólo accedería si se formara un Gobierno de coalición.

Complica más esta situación el hecho de que la suma de votos del PSOE y de Podemos no llegaría a la mayoría absoluta sin el apoyo de los partidos nacionalistas o separatistas presentes en la Cámara, algo para lo que Sánchez no cuenta con el apoyo de la dirección de su partido.

Muy dividida, la dirección del PSOE, el comité federal, tiene previsto reunirse este sábado en Madrid con objeto de analizar los resultados de las elecciones regionales celebradas el pasado domingo –desastrosos para los socialistas en Galicia y en el País Vasco– y decidir qué hacer en lo que a la gobernación de España se refiere.

El congreso que propone Sánchez el 1 de diciembre supone rebasar el plazo para la formación de Gobierno, que acaba el 31 de octubre por imperativo constitucional.

En la hipótesis de que Sánchez se viera forzado a abandonar el cargo, la líder del feudo socialista de Andalucía y presidenta de esta región, Susana Díaz, ha dado a entender que podría dar un paso al frente.

Pero en ese cruce frenético de declaraciones que ha caracterizado la implosión del partido, también a ella contestó Sánchez: «Que aclare en qué bando está»; que diga, en fin, si apoya la abstención a Rajoy como defiende González.

El ex presidente socialista ironizó, en fin, sobre los malos resultados que arrastra el PSOE (ha perdido dos elecciones generales y dos regionales en menos de un año): «Alguno tendrá que asumir responsabilidades por ir de derrota en derrota hasta la victoria final…».

Con inforamción de EFE y el diario. es

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