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La columna de Jessie Cervantes: un festival con todo el corazón

El pasado fin de semana, en Las Vegas, Nevada, en la arena T-Mobile, un recinto relativamente nuevo (abrió puertas en abril) para veinte mil personas, se llevó a cabo uno de los festivales de radio más importantes de la historia y es que el Iheart Music Festival cada año se súpera, cada año nos sorprende y cada año se consolida.

Debo antes hacer mención que IHeart Media es una compañía que tiene control de 850 estaciones de radio en los Estados Unidos y que la plataforma digital Iheart te da acceso no sólo a sus propias emisoras sino a estaciones de radio de todo el mundo con sólo navegar en ella en cualquiera de sus formatos.

Para este año se confeccionó un elenco para cubrir un abanico grande, tanto de edades como de gustos musicales, así que entre el público te podías encontrar, desde el abuelo hasta los papás y los hijos, podemos decir que de los sesenta para abajo había de todo.

En el backstage todo muy en orden, con una tranquilidad que para los que llegamos de fuera puede generar cierto grado de nerviosismo o intranquilidad, pero está claro que es un evento muy preparado, casi perfecto. De los primeros en llegar, el día uno, en una elegante camioneta negra con vidrios oscuros, es Bono, el líder de U2, llegó con dos mujeres y un asistente el cual bajó de la parte de atrás un pedestal para el micrófono, nos saluda muy amable y se dirige a su camerino, saluda a Adam Clayton, que estaba afuera, y se meten.

De la primera jornada debo destacar a los Twenty One Pilots que, por cierto,  mañana tocan en la ciudad y tienen su show prácticamente vendido, allá movieron a todos de principio a fin y no termina uno por entender cómo sólo dos personas en el escenario, uno de ellos tocando la batería de forma impactante,  pueden lograr esa clase de locura, todo terminó con su vocalista Tyler Joseph arriba de una plataforma en el centro del piso del lugar envuelto en gritos. La gran sorpresa de la noche, Miley Cyrus cantando Rebel Yell con el clásico Billy Idol, ella hermosa toda de piel negra y él como en sus mejores tiempos. De SIA podemos decir que no se mueve ni un centímetro de donde la colocan dos mujeres que la llevan de los brazos pero que no es necesario porque la magia que logra con su voz, su grupo de bailarinas y lo que se proyecta en la pantallas gigantes del lugar deja a todos impresionados, pareciera que lo que sucede en el escenario se hace de forma simultánea,  una película perfectamente grabada con meses de antelación, tecnología pura. El que se lleva la primera noche es el canadiense Drake, quien rumbo al escenario; luce concentrado y con el foco puesto en lo que minutos después logra: poner al público de su lado y haciendo voice to track, es decir, sin músicos en vivo genera una locura y hace que todos le canten todo. Debo reconocer que el video que muchos vimos en las redes en donde U2 hace alusión a Donald Trump en el lugar no fue lo que se puede pensar, el público no entendió del todo el mensaje y en lugar de generar una respuesta clara a favor de los irlandeses, el silencio fue notorio dando a pensar que o había más partidarios del millonario o la banda no había sido clara, en fin, no fue ni la mejor actuación de U2 ni la mejor de la noche.

Para el día dos, debo confesar que uno de mis fuertes motivos era ver en acción a Britney Spears. Afuera de su camerino todo estaba en tranquilidad total, lo bueno fue cuando salió para el escenario: entre seguridad, sus agentes (de todo tipo) y los bailarines que la acompañan una vez que sale podemos contar hasta quince personas. Su show es un regreso al pasado y a pesar de que se le notan los años se ha preparado para dignamente seguir siendo La princesa del pop. La que se nota que está en su momento y con total conexión con la gente es Ariana Grande, pues conecta de inmediato y es que en la radio suena bastante. Para el resto de la noche dos clásicos, Tears for Fears que vaya que siguen haciendo cantar a la gente y Sting que olvidó los éxitos de Police en casa y casi pasa sin pena ni gloria. De Pitbull vale comentar que pone a bailar a todo mundo. El calor de la música latina mueve todo. Y lo que cierró el festival fue Usher que, al igual que Drake, basta su baile y su música para poner a cantar de principio a fin a todos, ya que a pesar de que mucha gente optó por salir, dejó un sentimiento grande de querer volver el año que entra.

El Iheart Music festival un evento que vale los veinte millones de dólares que dicen se gastan y que, a quien lo paga como fan, le desquita hasta el último centavo.

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