Al parecer la monogamia y los estereotipos de heterosexualidad u homosexualidad no radican en lo natural. Una vez más, un caso atípico en el reino animal nos hace reflexionar sobre los límites del amor y por qué no, sus bondades.
La historia de ‘Romeo’, un gato de pelo rojizo, y ‘julieta’, una perra schnauzer de pelo gris, además de peculiar, es tierna y vivencial. Y sí así se llaman porque no podía ser de otra manera.
Se conocieron vagando por las calles de California, cada cual, sin dueño, unió su soledad a la del otro. Ahora son inseparables y esperan ser adoptados así, en pareja.
«Tenemos que encontrarles una familia que los adopte. Están esperando tener otra vida. Una lejos de las calles y en un hogar. Pero tienen algo a favor: esa nueva vida la esperan juntos. Y para ellos es una enorme felicidad». Explica Amanda Mills la responsable del refugio donde se encuentran Romeo y Julieta.
«La praxis de este lugar es que perros y gatos vivan en sectores diferentes, pero en este caso hicimos una excepción. A Romeo le faltaba tanto Julieta que no quiso comer desde el momento de la separación. Y ella dejó de jugar automáticamente. No podíamos dejar que sufrieran». Agregó.
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