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Alessa, la historia de una joven que peleaba por sus derechos

El cuerpo de Alessa fue encontrado encontrado en un hotel, antes de morir dejó una bandera en donde pedía “no más muertes trans”

Alán Jesús Méndez Flores nació en el puerto de Frontera, municipio de Centla en la parte sur del estado de Tabasco, hace 28 años. Desde niño supo que no podría cumplir con el rol de género que le imponía la sociedad conservadora de ese pueblo pesquero. 

Alán era una mujer en un cuerpo de hombre, así lo sentía y así vivió. De carácter extrovertido y rebelde no se opuso a su naturaleza, por el contrario la abrazó y dejó florecer.

A los veinte años decidió salir de su comunidad, las motivaciones no fueron discriminación o la violencia de género –las cuales conocía pero sabía sobrellevar- como muchos jóvenes deseaba encontrar nuevas oportunidades, sus sueños eran grandes y Frontera muy pequeño.

Viajó a Tamaulipas, ahí vivó una temporada con su abuelo, después recorrió otros estados y finalmente decidió aventurarse a la Ciudad de México atraída por la supuesta libertad sexual y tolerancia social que presume el gobierno capitalino hacía el interior del país.

Cuando comenzó a recorrer las calles de la “ciudad de las marchas” por el año 2013, Alán ya no existía, ahora era Alessa, y así se le conocería a nivel nacional hasta el jueves 13 de octubre de este año cuando el personal de limpieza del Hotel Caleta, ubicado en la colonia Obrera descubrió su cadáver en la habitación número 11.

Habían asesinado a Alessa por estrangulamiento, además mostraba heridas de un arma punzocortante en la espalda, ese día se convirtió en la tercera víctima de transfeminicidio en México en un lapso de dos semanas. Al día de hoy esa cifra agregó al menos dos casos más. 

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Algunos diarios de nota roja difundieron la información con marcados clichés hacia la comunidad transgénero llamándola “sexoservidora”, “gay” u “hombre vestido de mujer”, pero el homicidio de Alessa descubrió a la sociedad mexicana una estela de activismo a favor de los derechos de la comunidad lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti e intersexual (LGBTTTI).

Desde su llegada a la ciudad de México la joven se involucró con el movimiento a favor de los derechos de la comunidad LGBTTTI, acudía a las marchas, foros sobre el tema e incluso abrió un video blog en YouTube llamado: “Memorias de una Puta” donde revindicaba su labor como trabajadora sexual.  

En sus videos hablaba de forma directa de temas con interés para las mujeres transgénero: “Coger o no en la primera cita”, “Transexual no es malo” y en otras publicaciones integra videos de sus conferencias en distintos lugares o simplemente momentos cotidianos de su vida como fiestas.

En su canal de YouTube también se encuentra el documental “Ponte en mis tacones, trabajo sexual” durante el cual Alessa Méndez Flores habla sobre los riesgos que enfrentan las personas como ella.

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“Hace poco pasó un chico y me pidió que le diera un beso, y como no quise me dio un puñetazo, y ahí veías a la Alessa con toda la boca llena de sangre. Fui con un policía y señalé al chico que me pegó, simplemente me dijo que tenía que ir a denunciarlo al Ministerio Público”, es una de las anécdotas que cuenta Flores durante los 20 minutos que dura el film.

En diciembre de 2015 Alessa vivó un episodio que cambiaría su vida. Entró a los baños para mujeres del lujoso centro comercial “Reforma 222”, cuando estaba en el interior un guardia de seguridad entró a sacarla argumentando que “esos sanitarios no eran para hombres”.

Por estoy hechos Alessa inició una queja ante el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) es en este momento cuando conoce a David Santiago, director del Movimiento de Diversidad Progresista (MDP) asociación que le brindó apoyo jurídico para su caso.

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