El movimiento “No es mi presidente”, surgido luego de que Donald Trump resultara ganador de las pasadas elecciones en Estados Unidos, salió a las calles otra vez con la misma consigna: repudiar el resultado del proceso pero también responder a los actos de racismo que se han registrado en diversas ciudades del país.
El presidente electo aseguró a través de un mensaje en Twitter que se trata de “manifestantes profesionales incitados por los medios de comunicación”, lo cual calificó como “injusto”. En cambio, horas más tarde celebró la presencia de un “pequeño grupo” de sus seguidores que también se manifestaron “con pasión por nuestro gran país”, y aseguró sentirse muy “orgulloso”.
Sin importar los comentarios acusatorios del magnate, la ola de protestas parece no tener fin, especialmente luego del incremento de casos de xenofobia en varias ciudades: un estudiante en una escuela elemental de Delaware fue agredido físicamente por sus compañeros y los estudiantes hispanos en una escuela de Michigan a quienes les gritaron: ¡Construyan el muro!”
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