Paso 1. Considere soñar que se está bañando
No espere nada de él y asegúrese que no espera nada de usted. Es el mejor trato que uno puede hacer con el mundo. Si yo fuera cama, no dejaría que nadie escapara: comparta ésta y otras interesantes reflexiones mientras decide cuántos cuartos de hora seguirá ahí echado.
Paso 2. Arrástrese como zombie
Si el día está claro como para ser buena persona, salga de la tiranía de su cama, deslícese hasta el suelo y use cada uno de los beneficios del movimiento browniano para llegar a la ducha. Cometa el mismo error de cada mañana: confunda la fría con la caliente, pásese de intensidad en temperatura y rásquese lo que pueda. Todo esto acompañado de bostezos y asteriscos mentales rodeando su confundida biomasa.
Paso 3. Aproveche para estar vivo, ahora que puede
Como no se puede pensar y vivir al mismo tiempo, entrar a ese recinto de dos por dos a echarse agua encima es un momento para celebrar que, como su mente está ocupada en bañarse, usted puede ser como es. Cante Gloria Trevi, Radiohead y Agrupación Cariño. Detenga un momento toda elaboración conceptual porque se le metió shampoo en los ojos. Disfrute la presión del agua sobre el rostro por los segundos que sea y piense que fueron horas las que, felizmente, usted estuvo con usted.
Paso 4. Alcance la liberación antes de tallarse la espalda
Bañarse es un poco reencarnar en usted mismo. Es mirar al techo y ver el cielo con el acondicionador regado en las pestañas. En la ducha no hay bolsillos que llenar. Por eso uno puede ser como es y no necesita otro ser enfrente que le diga con toda la preocupación encima, que todo va a estar bien. Pero como todo lo bueno y malo, esto también termina, así que cierre la llave y prepárese, como lo hizo desde que nació, para construir una identidad que tendrá que defender.
Paso 5. Alístese para volver a ensuciarse
La vida es demasiado complicada como para no bañarse diario. Respeto a la comunidad europea y comparto su preocupación por la ecología. Es más, entiendo que la realidad no es más que un punto de vista, pero cuando esa opinión es acompañada por el pintoresco hedor de semanas, uno puede empoderar al jabón y a la esponja y dar el siguiente paso. En el elevador se lo aplaudirán. Así, cuando termine de bañarse, sea tan amigable de encontrarle sentido a ensuciarse, de la misma manera que la experiencia determina a la conciencia y viceversa. Es una de las instrucciones y placeres escondidos que la vida tiene para usted.