La alemana Volkswagen (VW) admitió, este miércoles 11 de enero, oficialmente su culpabilidad en el fraude de los motores diésel trucados y aceptó pagar una multa de 4.300 millones de dólares a Estados Unidos para cerrar definitivamente el escándalo.
Además, las autoridades estadounidenses imputaron a seis ejecutivos y empleados de VW «por su papel en la conspiración que duró casi 10 años», informó el Departamento de Justicia en un comunicado dado a conocer poco después de que la fiscal general, Loretta Lynch, anunciase el acuerdo con la empresa.