El papa Francisco advirtió que el mundo se ha acostumbrado a
respirar un «aire sofocante de pánico y aversión» y llamó a aprovechar la Cuaresma para decir «no» a la indiferencia, el egoísmo y a «los análisis simplistas».
Un rito que marca el comienzo de la Cuaresma, el periodo de 40 días
previo a la Semana Santa y en el que algunos cristianos hacen ciertos
días de ayuno y penitencia, en el que, subrayó, se debe rechazar de
plano «la asfixia provocada por nuestros egoísmos» y por «mezquinas ambiciones y silenciosas indiferencias» ante el mundo.