Hay cerca de doscientos heridos y el número de desaparecidos se cuenta por cientos. En los listados colgados de las improvisadas morgues de Colombia muchos reciben las peores noticias, y son precisamente estas morgues uno de los mayores problemas.
Los cadáveres se amontonan en lugares que no reúnen las condiciones. Los cuerpos precisan de una refrigeración que es casi imposible de conseguir.
Son los que quedan, los que cuentan que sólo les queda vivir. Los que a golpe de pala, intentan recobrar la normalidad en una zona devastada por la naturaleza. El gobierno de Colombia ya ha decretado la emergencia económica, social y ecológica.