El cuerpo de «Guillermo» quedó tendido en uno de los pasillos de la Central de Abasto de la Ciudad de México. Se negó a entregar el dinero de las primeras ventas del viernes 7 de abril, entonces recibió un disparo.
Su caso es uno de los más recientes pero, cada día, más comerciantes se ven afectados por robos.
Y es que en la Central de Abasto únicamente están designados agentes de la Policía Auxiliar para vigilar 325 hectáreas de mercado, donde diariamente acuden 450 mil clientes.
Con imágenes e información de Ricardo Rivera, UNO TV.