Sin contrato, pensión ni seguro social, la informalidad es uno de los mayores problemas laborales en México, pues afecta a cerca de seis de cada diez empleados, que viven y trabajan al día y sin poder asegurarse un colchón económico.
29,8 millones de trabajadores informales contabilizó el país en 2016, el equivalente al 57,2 % de la población ocupada, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Tomando la definición de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Inegi considera economía informal unidades como micronegocios, la agricultura de subsistencia o el servicio doméstico remunerado.
También las variedades de trabajo ligadas a unidades económicas registradas o formales, pero que desempeñan su labor bajo condiciones de desprotección laboral.