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Testigos de Jehová le declaran “la guerra legal” a Rusia tras prohibición

El grupo Testigos de Jehová recurrirá a la apelación una vez que fueron calificados como un “grupo extremista” en Rusia, por lo cual fueron prohibidas todas sus actividades

El grupo religioso «Testigos de Jehová» anunció que impugnará la prohibición de sus actividades en Rusia, la cual fue autorizada por el Tribunal Supremo de Justicia de aquél país, informó Yaroslav Sivulski, representante de la comunidad.

«Presentamos un recurso de apelación contra la decisión del tribunal sobre la prohibición y la abolación de la misma», aseguró a la agencia Interfax, «pues la institución no tomó en consideración los argumentos de la defensa».

¿Por qué prohibieron a los Testigos de Jehová en Rusia realizar sus actividades?

El pasado cinco de abril, el Tribunal Supremo de Rusia prohibió  la actividad de los testigos de Jehová en el país, luego de que el Ministerio de Justicia suspendió a ese culto por considerarlo «extremista».

El Ministerio de Justicia de Rusia suspendió el 23 de marzo la actividad de la sede local de los Testigos de Jehová. La organización, nacida en Estados Unidos, fue incluida en la lista de entidades religiosas y públicas cuyo funcionamiento ha sido interrumpido por ejercer actividades extremistas.

El culto, que cuenta con ocho millones de seguidores a nivel mundial, tiene 175 mil seguidores en Rusia. «Para nuestros seguidores probablemente llega el periodo más preocupante de su vida», dijo Vasily Kalin, presidente del comité directivo de la sede rusa de los Testigos de Jehová.

Los testigos de Jehová son considerados una secta e incluso una ‘secta totalitaria’, que controlan con mano dura a sus miembros, limitan sus derechos civiles, regulan todos los aspectos de su vida, los engañan durante el reclutamiento y los explotan, sostiene Alexánder Dvorkin, profesor y especialista en religiones.

Los Testigos de Jehová se oponen a muchos aspectos del funcionamiento de un Estado, como los procesos electorales o el servicio militar, y promueven sus creencias de manera muy activa, lo que en su conjunto «genera la frustración del Estado, ya sea ruso o cualquier otro», describió Desnitski.

Rusia ya ha prohibido publicaciones de la organización religiosa argumentando que destruye familias e incita al odio y, según Amnistía Internacional, 16 miembros ya fueron condenados a finales de 2015 por pertenencia a una “organización extremista”.

 

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