Al final de la tarde se ve sobre el asfalto de la autopista Francisco Fajardo de Caracas las sobras de municiones de lacrimógenas, perdigón, canicas y molotov; restos de las protestas antigubernamentales que acaban enfrentadas con la Guardia Nacional en Venezuela.
Unas horas antes, decenas de uniformados, con chalecos, escudos y máscaras, estaban bajo un puente escuchando una charla de su comandante sobre la guerra de cuarta generación, y cómo el método de la «no violencia» podría intentar destronar del poder a su comandante en jefe, el presidente venezolano, Nicolás Maduro.