Francia ha acabado en las urnas con el viejo sistema partidista para dar poderes plenipotenciarios a su nuevo presidente, Emmanuel Macron, que gozará de una gran mayoría absoluta en la Asamblea Nacional para reformar el país.
La República En Marcha, la maquinaria electoral puesta en marcha por Macron para trasladar al Legislativo el poder que ya atesora como presidente, obtuvo junto a sus aliados centristas alrededor de 350 diputados en la segunda vuelta de las parlamentarias, muy por encima de los 289 que marcan la mayoría absoluta.
Las cifras no son tan estratosféricas como anunciaban los sondeos, pero suponen un colchón mas que suficiente para sacar adelante iniciativas como la reforma laboral o la nueva legislación antiterrorista.