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Descubren el verdadero Zócalo de la Ciudad de México

Se trata de una plataforma circular que sería la base del Monumento a la Independencia, proyectado en 1843, pero que nunca se erigió

El verdadero Zócalo de la Ciudad de México resurgió este miércoles. Trabajadores que rehabilitan la Plaza de la Constitución descubrieron la estructura.

Se trata de una plataforma circular que sería la base del Monumento a la Independencia que se proyectó en este espacio en 1843, pero que nunca se erigió.

Esta zócalo, de 174 años de antigüedad, ocho metros de diámetro y 28 centímetros de altura, fue la pieza que dio el nombre a la plaza principal de la capital y una de las más grandes del mundo.

La primera piedra de este zócalo se colocó en 1843 y sería la base del Monumento a la Independencia que proyectó el entonces presidente Antonio López de Santa Anna.

La plataforma fue hallada al norte del asta bandera y está rodeada por un patio circular de tres metros de ancho.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó que el basamento fue afectado por una excavación hecha a finales del siglo XX para introducir el asta bandera.

Asimismo, en 1875, cuando sobre la plataforma (el zócalo) se instaló un quiosco traído de Francia, le fue adosado un murete circular de ladrillos y argamasa, el cual también ha sido registrado.

Para recordar este hecho, además de una moneda del año en curso que dejarán en el sitio para consignar su excavación, existe la propuesta de instalar una placa conmemorativa.

La pieza fue hallada debido a las excavaciones que se hacen en el Zócalo con motivo de su rehabilitación por parte del Gobierno de la Ciudad de México.

La obra, que arrancó el 21 de abril, es supervisada por personal de Salvamento Arqueológico del INAH.

El proyecto de renovación contempla la sustitución del piso actual por concreto hidráulico y la adecuación de la infraestructura peatonal.

Dichos trabajos permiten a los arqueólogos bajar sólo 50 centímetros con respecto a la superficie, suficientes para hallar elementos históricos como fue el caso de este zócalo.

Por el momento el INAH protegió debidamente los vestigios históricos del zócalo mediante una cubierta geotextil y tepetate, para permitir la continuidad de los trabajos de rehabilitación.

Historia según el INAH

Los especialistas del INAH indican que en 1843 López de Santa Anna quiso aumentar el espacio libre de la Plaza Mayor de la Ciudad y para ello mandó derribar el mercado del Parián, que ocupaba casi la mitad de la misma.

Su idea era erigir un Monumento a la Independencia al centro de la explanada y con ese fin se convocó a un concurso con la Academia de San Carlos, resultando ganador el proyecto del arquitecto Enrique Griffon, pero Santa Anna designó la realización de esta obra a Lorenzo de la Hidalga.

Por una litografía de Pedro Gualdi de 1843 y una carta del escultor Manuel Vilar, se tiene conocimiento que el monumento estaría “compuesto de un basamento octavado. Encima de cada ángulo habrá un héroe de la Independencia, y dentro de este basamento estarán los cuerpos de éstos […] Encima de éste habrá otro basamento con bajorrelieves, y otra estatua en cada ángulo, que sostendrá la columna fajada con ornatos y el capitel compuesto, encima del cual habrá la estatua de la República, y se subirá por dentro de la dicha hasta ésta”.

Sin embargo, como el mismo Vilar agrega en su misiva fechada el 26 de marzo de 1846: “Se duda que este monumento llegue al fin, pues el gobierno está endeudado al exterior. El proyecto es de un arquitecto español llamado Hidalga”.

Y así ocurrió, columna y estatua jamás se erigieron, y su zócalo permanecería huérfano durante algunos años.

En secuencia: una solitaria farola, una caja acústica donde los jueves por la noche y domingos por la mañana tocaban bandas militares, y el citado quiosco, le darían una razón de ser, por lo menos hasta inicios del siglo XX, pues en 1914 el quiosco fue donado al poblado de Huejutla, en Hidalgo.

Los arqueólogos indican que en 1983, durante los trabajos de salvamento arqueológico con motivo del proyecto de la Línea 8 del Metro —la cual pretendía cruzar la Plaza de Constitución—, su colega Fernando Miranda y un gran equipo de colaboradores registraron el basamento, pero éste no pudo ser explorado en su totalidad debido a la suspensión de los trabajos que se obtuvo gracias a la movilización ciudadana y del propio INAH.

También en ese año, el arqueólogo Fernando Miranda reportó la cimentación y los límites del famoso mercado del Parián, cuyo auge se dio durante el virreinato al comercializar los exquisitos productos traídos del sureste asiático en la Nao de China o Galeón de Manila.

Recientemente el equipo de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH volvió a detectar parte de su cimentación, pero dicha sección fue afectada por la introducción de ductos de agua pluvial cuando la Plaza de la Constitución se convirtió en una zona ajardinada, a fines del siglo XIX e inicios del XX.

Alejandro Meraz, Gonzalo Díaz, Rubén Arroyo y Ricardo Castellanos comentan que en cuanto a testimonios arquitectónicos de la época prehispánica, en ese mismo reporte de 1983 de Fernando Miranda, se consignaron al poniente de lo que hoy es la Plaza de la Constitución, la presencia de pisos y restos de estructuras mexicas. Sin embargo, la parte oriente de lo que hoy es el Zócalo debió ser un tianguis o un lugar abierto al sur del Recinto Sagrado de Tenochtitlan, sin olvidar que en sus inmediaciones fueron encontrados en 1790, las esculturas de Coatlicue, la Piedra del Sol y la Piedra de Tízoc.

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