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Un nuevo sismo el mismo día del trágico de 1985 alimenta los peores fantasmas

El terremoto que inició a la 13:14 provocó severos daños a edificios de la zona centro y sur de la Ciudad de México y se registró con una magnitud de 7.1 grados Richter.

Como una macabra pesadilla que se repite, los mexicanos viven conmocionados tras el último terremoto de 7,1 en la escala de Richter que ha causado ya más de 200 muertos y que se cebó en la Ciudad de México, donde un 19 de septiembre de 1985 otro fuerte sismo acabó con la vida de miles de personas.

Hace 32 años, la tragedia causó con 45.000 muertos, según organizaciones civiles, y 20.000 según cifras oficiales.

Aquel tuvo lugar a las 07.17 horas de la mañana, cuando la mayoría de los ciudadanos se preparaban para ir a trabajar o a los centros escolares y les sorprendió un terremoto de magnitud 8,1 en la escala de Richter.

Asoló la capital del país, dejando impreso en la retina de millones de capitalinos el recuerdo de una ciudad desolada, que luchó durante meses para acabar con las ruinas de la multitud de edificios derrumbados, entre ellos hospitales, escuelas y hoteles.

El terremoto de este martes -que se sintió también con fuerza en los estados de Morelos, Puebla y el Estado de México- aconteció apenas dos horas después de un simulacro nacional que en la Ciudad de México siguieron a rajatabla millones de capitalinos.

A las 11.00 en punto (16.00 GMT), salieron de sus oficinas o casas en un ejercicio que se repite cada año para conmemorar a las víctimas y prevenir ante futuros peligros.

En el céntrico zócalo, casi mil personas fueron desalojadas del palacio del Gobierno de la Ciudad de México, en un tiempo de ocho minutos luego de que se activara la alerta sísmica.

Era una hipótesis, un sismo de magnitud 8 con epicentro en Guerrero (sur). Y la gente se tomó el simulacro con responsabilidad pero tranquilos.

Nada hacía presagiar que dos horas después, a las 13.14 locales (18.14 GMT), un verdadero terremoto azotaría con fuerza la capital, desatando escenas de pánico y caos vial.

Por su cercanía, la alerta sísmica -que suena en los más de 8.000 altavoces instalados en las calles de la ciudad- apenas dio tiempo de reacción. México vive días sin respiro. El pasado 7 de septiembre se produjo el terremoto más grande desde 1932 en el país.

Fue de 8,2 en la escala de Richter y sacudió con fuerza el sur y centro del país dejando 98 muertos y centenares de miles de damnificados.

El movimiento telúrico castigó los estados de Chiapas y Oaxaca, de los más pobres del país, donde miles de familias continúan viviendo en campamentos improvisados y apenas esta semana está acabando el censo de casa afectadas.

 

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