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‘Para sus hijos, Lizzeth sigue trabajando’

Ella era la primera en comunicarse con su familia cuando ocurría una emergencia, pero en esta ocasión no pudo, ya que el edificio donde trabajaba desde noviembre pasado colapsó

Sus trillizos, ahora bajo el cuidado de su abuelo en su casa de la colonia Santa María la Ribera, siguen pensando que Lizzeth Lopez Zamora, de 35 años, sigue trabajando en el segundo piso del edificio de Álvaro Obregón 286, en la colonia Roma.

Ella es una de las 48 personas que de acuerdo con una lista elaborada por los propios familiares, siguen atrapadas bajo los escombros de su lugar de trabajo, en el cual ingresó en noviembre del año pasado.

Aunque reservada con su vida laboral, cada que ocurría una emergencia, era la primera en comunicarse con su familia, especialmente por sus hijos, pero esta vez no tuvo tiempo de hacerlo.

Sus hermanos Gloria, Iván y Julio, el menor, no se han movido de la ‘zona cero’ en espera de información, la cual llega a cuentagotas.

Julio, de 27 años, admite que le ha tocado padecer situaciones difíciles, como la muerte de su madre hace cuatro meses, pero que esto es diferente.

«La angustia de saber si está bien o no es muy abrumadora.Por más que uno quiera comunicarse es imposible, frustrante, desesperante al punto de que llegas a una histeria», cuenta mientras en Álvaro Obregón la lluvia preocupa.

Llega a su memoria una escena recurrente en este y los otros 37 derrumbes registrados en la Ciudad de México: los rescatistas alzando su puño cerrando en señal de silencio total para intentar escuchar a las personas que sobreviven debajo de los escombros.

«Para mi ver cada momento en el que se levanta el brazo para pedir silencio y esperar a recibir la noticia si es ella, es angustiante», se sincera.

A unos metros del lugar de la tragedia Julio cuenta que entre hermanos decidieron que en la medida de lo posible iban a mantener a su padre distraído de la situación, pero admite que eso es casi imposible.

«Él ha querido estar aquí, le dijimos que no hay mucho que hacer. Preferimos que esté con sus nietos, que esté distraído, pero obviamente es imposible no pensar en esto, con las vivencias de hace 32 años, porque mi madre falleció hace cuatro meses. Es imposible no estar mal».

¿Julio, que le dirías a tu hermana si en este momento le pudieras enviar un mensaje? «Ya no estés jugando, ya sal, ya estuvo bueno, ven para acá. Tus hijos están esperando a que regreses de trabajar».

Y termina: quiero creer y sé que está bien.

 

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